Como las autoridades de Coahuila y Durango tienen una excelente coordinación metropolitana en La Laguna, cada uno jala por su lado y hace lo que quiere. Una muestra es lo que sucederá en los próximos días cuando los muchachos del gober Jorge Herrera Caldera presenten el proyecto del Sistema de Transporte Metropolitano para la zona conurbada, con lo que darán formalmente el avión al plan de un Metrobús que promueve el gobierno de Coahuila desde hace varios años. Nuestros subagentes comentan que los duranguenses siempre han sido escépticos sobre el Metrobús como una alternativa para mejorar el servicio de transporte conurbado de Matamoros hasta Lerdo. Pero el escepticismo se lo tenían bien guardado, pues la idea tiene al menos cuatro años en los escritorios de funcionarios coahuilenses y ha sido promovida por el gober Rubén Moreira y el alcalde electo de Torreón, Miguel Ángel Riquelme, desde que eran diputados federales.
En todo este tiempo, y después de pasarse años ignorando el pésimo servicio de transporte en La Laguna, al otro lado del Nazas decidieron agarrar otra ruta y el director de Transportes del Estado, Guillermo Arce, se puso a arrastrar el lápiz para armar el proyecto que se dará a conocer el viernes y será presentado como una promesa de campaña del presidente Enrique Peña Nieto para darle un barniz que lo blinde de cualquier oposición. Lo más divertido del asunto es que mientras los de Coahuila todavía creen que Durango se va a sumar al Metrobús, en Durango piensan que los vecinos también le van a entrar a sus sistema de transporte, lo que revela que ninguna de las dos partes tiene idea de lo que hace la otra. Así las cosas, Torreón y Matamoros podrían terminar con un “metrobusito” que obligaría a usuarios a conectarse con el “sistemita” de Gómez y Lerdo y las cosas terminarán igual que como están.
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A un mes de la derrota en la elección de alcalde de Torreón, los jerarcas del PAN local se esfumaron en la disipación vacacional y dejaron tirado el changarro cuando supuestamente le iban a echar los kilos a impugnar el resultado. El excandidato Jesús de León se fue de paseo por Asia y lo último que se supo de él es que andaba colocando espectaculares en la Muralla China. Los curulecos Guillermo Anaya y Marcelo Torres también pusieron pies en polvorosa pero seguramente sus listas de lecturas veraniegas no incluyen las iniciativas que van a votar en el periodo extraordinario que comienza en unos días. El senador Luis Fernando Salazar agarró un avión dos días después de las elecciones y no se volvió a saber de él, como tampoco se supo nada del jefazo municipal del PAN, Miguel Batarse, mientras que el presidente partido en el Estado, Carlos Orta, anda más ocupado viendo cómo se va a colocar en la nómina de la Urbe de Adobe con el nuevo alcalde, Isidro López. El único que se quedó encargado fue el secretario general del comité estatal, Bernardo González, quien ha sido la voz del partido sobre todo tipo de cuestiones porque nadie más asoma la cabeza, pero al pobre ya le urgen unas vacaciones.
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El gober Rubén Moreira regresó al discurso de echarle la culpa a los medios de comunicación por lo malo que le pasa al Estado. En declaraciones durante una gira por Torreón la semana pasada, don Rubén se dejó caer contra los insidiosos que no dicen cosas bonitas, una conocida maniobra de auto-defensa que aplica cada vez que la realidad se entromete con sus planes. Así sucedió a principios de año cuando La Laguna se convirtió en la zona más violenta del país y la primera reacción fue deplorar que eso saliera en los medios. Ahora se dice que a don Rubén le cayó como bomba el reporte del Coneval señalando que en dos años el número de personas en pobreza aumentó en Coahuila. Aunque el reporte también tiene una interpretación positiva, pues Coahuila es el segundo estado menos pobre del país, el tema se mezcló de manera inevitable con el escándalo de la mega-deuda porque no se explica cómo los miles de millones de pesos que la administración del profe Humberto Moreira supuestamente gastó en combate a la pobreza no tuvieron ningún impacto. Queda claro que los números del Coneval no dejaron bien parado al gobierno de Coahuila allá en la Ciudad de México, aunque en realidad la administración de don Rubén no es la causante del aumento en pobreza pues el periodo de medición termina donde empieza su gobierno. Sin embargo, hay una reticencia para explicar, por ejemplo, dónde quedaron 10 mil millones de pesillos que según esto se aplicaron en programas sociales en 2010. Los secretarios de Finanzas, Jesús Ochoa, y de Desarrollo Social, Rodrigo Fuentes, han evitado las incómodas explicaciones porque se fueron a encerrar tres días a la sierra de Arteaga para una reunión de gabinete. Como el exzar financiero, Javier Villarreal, no está disponible por el momento para dar aclaraciones, éstas corresponderían a quien ahora cobra como director de Servicios Estatales Aeroportuarios, Luis Gerardo García Martínez. Para más señas, el sobrino del exgober Enrique Martínez, quien sigue agarrado a la nómina, fue el titular de Desarrollo Social del Estado en 2010, cuando le llovieron los billetes a la dependencia. Sería bueno que explicara dónde quedaron.
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Los resultados de las elecciones municipales en Coahuila y Durango empezaron a calentar desde ahora las grillas en el PRI por las gubernaturas de ambos estados. Todavía deben cruzarse algunas aduanas electorales, como la de diputados federales en 2015 y la de curulecos locales en Coahuila el año que entra, pero las fichas en el tablero tricolor comenzaron a moverse. En Coahuila el alcalde electo Miguel Ángel Riquelme quedó como el único cuadro local con aspiraciones, pero tendrá enfrente a dos competidores de la nómina federal, el subsecretario de Desarrollo Social, Javier Guerrero, y el subdirector de Conagua, Óscar Pimentel, mientras que en la peronera capital también suenan los secretarios de Gobierno, Armando Luna, y de Educación, José María Fraustro. En Durango los tiradores principales serían el diputado federal, Jorge Herrera Delgado, impulsado por el exgober Ismael Hernández Deras, y el alcalde electo de la capital, Esteban Villegas, cuate del actual gober Jorge Herrera Caldera. No se descarta que en la Ciudad de México brinque Ricardo López Pescador, quien es el duranguense con mejor hueso en el Gobierno Federal, mientras que la senadora Leticia Herrera le va a hacer su luchita. Aunque faltan tres años para el relevo en Durango y cuatro para el de Coahuila, el “handicap” ya está puesto, aunque con el regreso de los gloriosos tiempos del tricolor, la carrera terminará de nuevo en Los Pinos.
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Nuestros subagentes que deambulan las calles a altas horas de la madrugada reportan un pequeño incidente que siguió a la cena que el alcalde electo, Miguel Ángel Riquelme, ofreció a sus antecesores la semana pasada y que les dio una probadita de cómo andan las cosas en la ciudad. Cuentan que algunos invitados se organizaron para irse en bola y dejaron sus autos afuera de la casa del bien peinado Carlos Román Cepeda (quien, aclarando paradas de la columna anterior, no pertenece propiamente al periodo Jurásico, sino a uno más reciente, el Hueso-zoico tardío). El caso es que al regresar de la casa de don Miguel, el románico exalcalde Manlio Fabio Gómez Uranga y el representante del gobierno estatal en La Laguna, Gabriel Calvillo, encontraron con que algunos balandros le robaron las baterías a sus autos y los dejaron varados. Ninguno de los dos distinguidos cuadros tricolores es dado a las supersticiones, pero no deja de ser ominoso para sus carreras políticas que hayan sido despojados, precisamente, de la fuente de energía. Por otra parte, se dice que don Carlos salió muy entusiasmado de la cena con el prospecto de regresar a la nómina por lo que las malas lenguas se preguntan si no necesitaba recargar las pilas.