El Primer Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto llamó la atención más por su insistencia en las reformas estructurales que por resultados concretos, difíciles de entregar en apenas nueve meses del sexenio. Por eso en las menciones a las obras hechas en las distintas regiones, el documento retoma la continuidad de proyectos ya iniciados. Sin embargo, nuestros subagentes apuntan al indicador de seguridad como una medición de eficiencia del nuevo gobierno, que en el caso de Coahuila y Durango arroja números contrastantes, lo cual deben tener contento a Rubén Moreira pero no tanto a Jorge Herrera Caldera. Según datos del informe, Durango no ha podido bajar de la lista de los 10 estados con la mayor tasa de delitos (839 por cada 100 mil habitantes), mientras que Coahuila ya cayó a la media tabla (826 por 100 mil habitantes).
El contraste es significativo si se toman en cuenta las cifras de la Comarca Lagunera, la región más insegura en ambos estados, pero donde Torreón tuvo una reducción significativa de los delitos mientras que Gómez Palacio y Lerdo registraron un aumento. Tan sólo en homicidios, la incidencia en Torreón se desplomó 55 por ciento y en La Laguna de Durango aumentó siete por ciento en lo que va del sexenio de don Enrique. De hecho, al mencionar las ciudades con mayor descenso en los homicidios, el documento sólo menciona Torreón y no a los vecinos, pero pone a la Comarca como una de las zonas prioritarias en el programa de prevención del delito Las cifras permiten ver cómo ha pintado el nuevo gobierno en La Laguna aún cuando no se han aterrizado otros proyectos de infraestructura o de programas sociales. Ahora nomás falta que se pongan las pilas también en esto.
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Y hablando del Informe, un dato llamó la atención de nuestros subagentes que viajan muertos de miedo en los atribulados camiones Torreón-Gómez-Lerdo. Como en las últimas semanas le habían dado seguimiento al tema de los proyectos para la modernización del transporte entre las tres ciudades, los subagentes se fijaron en que e documento menciona que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes otorgó “asesoría técnica” a los gobiernos de Coahuila y Durango para realizar estudios de factibilidad de proyectos de autobuses de tránsito rápido. Lo curioso es que si el Gobierno Federal está brindando esta “asesoría”, en La Laguna no hay nada que se haya reflejado en los proyectos que hay para mejorar la movilidad de la zona conurbada, pues cada gobierno estatal trae proyectos distintos, que corren por vías separadas. A lo mejor allá en la capirucho del esmog todavía no les cae el veinte de que esta es una zona metropolitana o, siendo mal pensados, a lo mejor la “asesoría” la dieron para Saltillo y Durango.
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Las tribulaciones del tesorero Pablo Chávez Rossique por su bronca con la Auditoría Superior del Estado y el desastre financiero que tiene el Simas han obligado al alcalde electo, Miguel Ángel Riquelme, a adelantarse a los tiempos de transición para comenzar a tentar el filo de los colmillos del tigre que se sacó en la rifa. Al darse una asomada a las cuentas de la actual administración, don Miguel mandó por delante a su futuro tesorero, Enrique Mota, a tentar las aguas financieras del próximo año y lo puso bajos los reflectores para comenzar a flotar la idea de restablecer el cobro por el servicio de limpieza y aumentar el de alumbrado público. Obviamente, la síndico panista Luz Natalia Virgil ya lanzó los primeros misiles para tratar de tumbar esa idea, y hasta se llevó a los futuros regidores del PAN a la sesión de la Comisión de Hacienda para hacer “montón” y darle a don Miguel una probada de lo que le espera si no los suaviza previamente. Pero el problema financiero del Municipio va más allá de aumentar tarifas, que a final de cuentas deberían ser ingresos para la mejora de servicios que prometió el hoy alcalde electo en su campaña. El verdadero boquete se arrastra desde el inicio de esta administración, cuando el alcalde Eduardo Olmos tuvo que asumir el costo de la (Gran) Plaza Mayor que le endosó el exgober Humberto Moreira, y cuando agarraron al Simas de caja chica y agencia de colocaciones. O sea que los aprietos financieros no se solucionan nada más con nuevos o mayores impuestos si no se hace un cambio de fondo para limpiar las finanzas municipales. Por lo pronto, don Enrique ya tuvo un anticipo de los reflectores y logró desviar un poquito la atención de los engrudos que traen don Pablo y el jefazo del Simas, Jesús Campos. Y eso que todavía ni agarra el puesto.
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Y mientras todos traen en la mira a Pablo Chávez Rossique, nuestros subagentes recuerdan que hay un funcionario clave para las finanzas municipales que ha sido constantemente señalado por su travesuras durante la administración y que al parecer ya se salvó para terminar a gusto el cuatrienio. Se trata del director de Catastro, Roberto Flores, quien en más de una ocasión fue señalado en declaraciones del contralor Lauro Villarreal por presuntas irregularidades, con la amenaza de que le iban a caer encima auditorías ante señalamientos de que estaba coludido con el área de Informática para manipular cobros. Obviamente todo fue llamarada de petate, pero queda claro que además de la Tesorería y el Simas, el departamento de Catastro va a ser otro dolor de cabeza para la nueva administración.
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Nuestros subagentes en el gremio médico comentan que ya empezaron las murmuraciones en torno a la intención de nombrar a Francisco Elizalde como subdelegado médico del ISSSTE. El problema que enfrenta el galeno es que el sexenio pasado fue subsecretario de Salud estatal bajo las órdenes de Raymundo Verduzco, y que participó en la planeación del Hospital General de Torreón que lleva casi tres años de retraso por un “atorón” de recursos pues se dice que los fondos federales destinados para la construcción nunca se aplicaron. Como ahora el ISSSTE planea construir un nuevo hospital en Torreón, los subagentes comentan que don Francisco no sería la carta más idónea si en su currículum ya trae de antecedente una obra hospitalaria envuelta en la polémica.
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Hace unos días se inauguró un espectacular puente colgante luego de 10 años de obras complejas y una inversión multimillonaria. El puente mejora la conectividad de dos regiones con íntima vinculación económica, pero la obra simplemente se abrió al público sin mayor alarde. No hubo “spots” en la tele ni largos discursos ponderando la importancia del proyecto y ensalzando a los gobernantes que lo hicieron posible. La ceremonia fue breve y de hecho el gobernador no asistió pues tenía otro compromiso, así que mandó a un representante junto con un par de alcaldes. Ni pensar que el presidente pudiera ir, ocupado como estaba en difíciles negociaciones con legisladores por votos claves en el Congreso. Así fue como abrió a la circulación el martes la nueva etapa del puente en la Bahía de San Francisco. ¿O a poco estaban pensando en El Baluarte?
