Mientras prepara su regreso a la sagrada nómina, el futuro secretario del Ayuntamiento, Jorge Luis Morán, ya le está dando forma al paquete que le encargó el alcalde electo Miguel Ángel Riquelme. Se espera que don Jorge tenga manga ancha no sólo en los tradicionales temas jurídicos de la secretaría sino también en otras áreas para que sea el operador de la agenda del futuro alcalde en el Cabildo. Sin embargo, nuestros subagentes comentan que su principal reto será meter orden entre los próximos regidores, pues hasta ahora parecen dispuestos a repetir la cómoda dosis del actual Cabildo, cuyos miembros hacen lo que quieren, trabajan cuando quieren y sesionan cuando se les antoja. Uno de los primeros retos será mantener el funcionamiento oportuno del Monitor de Cabildo, cuya información actualmente está sujeta a los caprichos de los propios ediles para que actualicen sus actividades, cosa que hacen cada vez que se les pega la gana (o sea, casi nunca).
Lo curioso es que el próximo Cabildo lleva como primer regidor a Miguel Mery, quien como secretario del Ayuntamiento durante tres años de la actual administración, fue en gran medida responsable del desorden que prevalece. No es por amarrar navajas, pero los subagentes comentan que don Miguel buscará un rol protagónico en la próxima administración y será inevitable que se le “atraviese” a don Jorge, que tiene tendencias controladoras y a mantener las riendas apretadas. Por lo pronto, don Miguel estará sujeto a la reglas del Monitor, del cual fue uno de los artífices. Los subagentes especulan que si don Jorge va a encargarse de meter en cintura al Cabildo y será el operador del alcalde con los ediles, al rato el papel del primer regidor comenzará a desdibujarse. Por eso se comenta que los días de don Miguel en el Ayuntamiento estarían contados desde el primer día que empiece a cobrar y se le daría salida como diputado local antes de que empiecen las broncas internas.
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Para mañana se espera la tercera visita del presidente Enrique Peña Nieto a Coahuila, con una gira por la Urbe de Adobe para inaugurar una planta de Fiat. Nuestros subagentes infiltrados en la avanzada presidencial destacan que a estas alturas el hecho de que don Enrique no se haya parado en La Laguna ya huele a desaire, cuando su discurso de campaña ponía a la Comarca como prioridad. Y es que el “preciso” ha tocado base ya en la peronera capital, para celebrar el centenario del Plan de Guadalupe, y en Monclova par inaugurar una planta de AHMSA y ahora regresa a la región sureste. Pero al observar las características de las giras, descartando la primera por tratarse de una conmemoración histórica, resulta que las visitas presidenciales se han enfocado en la apertura de fuertes inversiones privadas, por lo que resulta un lujo pedirle que visite La Laguna porque aquí no hay nada de eso. Y como tampoco están las obras que don Enrique había prometido en campaña, pues no tendría muchos motivos para venir, a menos que quiera echarse una carne asada viendo un juego del Santos. Al margen de todo eso, quien está de plácemes es el gober Rubén Moreira, ante la oportunidad de servir de nuevo como anfitrión, aunque también anda medio nervioso ante la posibilidad de que don Enrique cancele la gira, pues en las últimas semanas le ha dado por cambiar su agenda a causa de las contingencias provocadas por las lluvias. Y si ya dejó plantado al secretario general de la ONU y al primer ministro de Singapur, pues en una de ésas también se la aplica a don Rubén.
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Dicen por ahí que cada quien tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos, aunque la frase no aplica para el gober Jorge Herrera Caldera, quien prefiere pelearse con la realidad antes de admitir que el problema de la inseguridad persiste con fuerza en la Comarca Lagunera. Don Jorge optó por desestimar la encuesta de victimización y percepción de seguridad que realiza el Inegi y que señala una alza en la incidencia delictiva en Durango y prefirió escudarse en una baja en los delitos del fuero federal (que no le corresponden) para explicar por qué han subido los del fuero común (que son su responsabilidad). Lo interesante de estos comentarios es que el gober Herrera los hizo mientras se revelaban otros datos que muestran un fuerte incremento de los homicidios en La Laguna de Durango, particularmente en Lerdo, y que son la causa de un aumento general en toda la zona metropolitana. Es decir, que ni Coahuila ni Durango pueden presumir una mejoría conurbada en las cifras porque ahora Gómez y Lerdo están poniendo el lastre. Así que al presentar una relación causa-efecto entre la baja en delitos federales y el alza en delitos comunes, don Jorge prácticamente reconoce que son otros los que sí están haciendo su chamba. Y menos se ve un avance ahora que el alcalde de Gómez, José Miguel Campillo, salió con que la conformación de la nueva policía se va a retrasar otra vez y que, a lo mejor, va a estar lista a mediados del próximo año. Con retrasos constantes en el inicio del adiestramiento de los nuevos cadetes, nuestros subagentes reportan que los aspirantes a policías ya se están desesperando pues muchos de ellos renunciaron a empleos que tenían para irse a la nueva corporación que ni siquiera existe. De modo que si no le apuran, al rato los aspirantes a policías pueden cambiar de giro y pasarse de bando.
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Así como diciembre es mes de peregrinaciones a la Virgen de Guadalupe, octubre ha sido el mes en el que los gobernadores van de rodillas a rezarle a San Lázaro para sacar más presupuesto, pero este año ha sido la excepción. Nuestros subagentes reportan que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, giró la orden a los gobernadores para que ni se aparezcan en la Cámara de Diputados con sombrero en mano para pedir dinero del Presupuesto federal 2014, pues como el proyecto está prendido de los alfileres de la Reforma Fiscal, si le meten mano terminarían por descomponer todo. Esta nueva realidad cayó de golpe a los gobernadores, que en los últimos dos sexenios ya se habían acostumbrado a pasearse por la Cámara para sacar dinero, de modo que este año tendrán que ponerse creativos o trasladar las peregrinaciones con San Luis de Hacienda a ver si ahí les hacen caso.