Parece que la fiesta se le aguó al jefazo de Coahuila, Rubén Moreira, con la noticia de la orden de aprehensión en Estados Unidos contra su antecesor, el exgobernador Jorge Torres López, y el extesorero estatal, Javier Villarreal, alias "El Invisible". Y es que don Rubén ya tenía todo listo para lucir la "austeridad republicana" en su informe de hoy, y pintar así su raya con el derrochador gobierno anterior, cuando de pronto las autoridades judiciales del otro lado del río Bravo dieron un paso más en el proceso por lavado de dinero y fraude bancario en contra de los dos exfuncionarios, quienes parecen haberse esfumado, como el dinero de la deuda. El tema no sólo le roba reflectores a don Rubén, que tanto le gustan ahora que anda muy inaugurador de obras -varias de ellas heredadas-, sino que además le recuerda al sufrido pueblo que su gobierno no ha querido meterse a bucear en el pantano para saber qué fue lo que pasó con los 33 mil millones de pesillos de la deuda que contrató el gobierno de su hermano, el becario Humberto Moreira.
También, la rapidez de las autoridades gringas hace sonrojar a la Procuraduría de Coahuila que, entre bostezos, supuestamente investiga la "denuncia" -o acta circunstanciada, ya no se sabe qué es- que presentó Jorge Verástegui, contralor estatal, al enterarse del congelamiento de las cuentas de Jorge Torres en Estados Unidos. Por si fuera poco, el protagonista de toda esta truculenta trama, don Humberto, reapareció en la escena pública, primero enseñando lavadero (abdominal, no piense mal usted), y esta semana presumiendo certificado de maestría de la Universidad Autónoma de Barcelona, por lo que se dice por ahí que ya amenaza con volver a la entidad, muy quitado de la pena, mientras los dos personajes clave de su administración son perseguidos por la justicia norteamericana. Ha de saber muy bien que aquí en Coahuila el gobierno estatal "ya le dio vuelta a la página" a su tema y todo parece marchar "de maravilla".
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Y ya que hablamos del manoseo, perdón manejo, de los dineros públicos, luego de una ausencia de varios meses, el polémico tesorero de Torreón, Pablo Chávez Rossique, reapareció en la escena pública sólo para despertar más controversia y enconos, siempre fiel a su estilo. Primero, en el informe de su patrón, el alcalde Eduardo Olmos, recibió la rechifla y el reclamo de los asistentes por atorar los programas sociales. Ahí mismo, declaró a los medios de comunicación que, de ninguna manera, va a dejar en quiebra las finanzas municipales e, incluso, se atrevió a decir que Torreón hoy vale más que hace cuatro años, lo que causó escozor, rabia y, en algunos casos, hasta hilaridad. Por si fuera poco, nuestros subagentes disfrazados de cajas registradoras nos reportan que, si bien don Pablo aseguró que no habría bono de marcha para los integrantes del Cabildo, y que tampoco pagaría la ayuda escolar a los trabajadores de confianza del ayuntamiento, para él si hay prerrogativas. Resulta que a principios de noviembre solicitó por escrito que se le cubriera "de inmediato" el pago de sus vacaciones correspondiente al segundo período de 2013, es decir, por adelantado, bajo el argumento de que se laborará de forma normal en el proceso entrega-recepción de la administración municipal. Por "el exceso de trabajo" que tienen, pidió el beneficio para él y otros 23 funcionarios, entre ellos la directora de Ingreso, Rocío Ríos, la jefa de Plazas y Mercados -quien tiene invadida la ciudad de éstos-, Amira Darwich, y su compañero de fórmula, con quien ha creado una gran sociedad, el director de Parquímetros, Manuel Torres Castrejón. O sea que para el tesorero depende de quién pida, para dar. Y él se pide y el se da. ¡Qué bonito es lo bonito!
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Quien ya empieza a suspirar por la posibilidad de pegarse a la nómina y dejar de vivir en el error en la administración que encabezará el alfil en Torreón del gober Moreira, Miguel Riquelme, es Sergio García, dueño de la constructora Oresa. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de mezcla de cemento que don Sergio es uno de los que suenan para la Dirección de Obras Públicas, cargo con el que también coquetea Tomás Galván, presidente de la Cámara de la Construcción, quien ha levantado la voz en numerosas ocasiones por los añejos adeudos que tienen los gobiernos de Coahuila y Torreón con constructores. El asunto es que don Sergio lleva ya un buen rato beneficiándose con contratos en la administración municipal y en su historial hay trabajillos que no se atrevería a presumir en sus catálogos. Uno de ellos es el famosísimo Bosque Urbano, que tantos dolores de cabeza la ha ocasionado a la administración del ya casi exalcade Eduardo Olmos por todos los "detalles" que le han surgido a la obra. Pero García también es responsable de uno de los tramos del "túnel del terror", perdón, Canal de la Perla, que registró una caída en la bóveda en el último tramo, precisamente el que hizo la empresa Oresa. Así que las malas lenguas ya empiezan a hablar de que si así están las obras que don Sergio realiza directamente, cómo van a estar las que planee y asigne en caso de que sea el ungido para la Dirección de Obras Públicas.
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Dicen que para descansar de las críticas en su contra que ha despertado en la prensa de la capital del estado la secretaria de Turismo, Claudia Morales de Olmos, por no brillar mucho en el desempeño del turismo coahuilense, ya levantó la mano en el partido tricolor para competir por una de las diputaciones en las elecciones de 2014. Pero dicen los que saben que los integrantes y la cúpula del PRI, de sólo imaginar el costo político que a estas alturas trae el apellido Olmos, rápidamente se movieron para cortales las alas a la esposa del alcalde saliente de Torreón y le dijeron que se quitara esa idea de la cabeza y mejor se pusiera a trabajar, lo que, obvio, no le gustó mucho a doña Claudia, quien suspira profundamente por una curul. Y es que algunos laguneros insertados en la grilla de la Urbe de Adobe dicen que el único turismo que ha promovido en el estado es el turismo burocrático, llevando y trayendo a su gente a viajes sin aterrizar proyecto alguno, o sea, que buenos nomás para el paseo. Así que la secretaria, con todo el dolor de su corazón, tendrá que buscar mantenerse en la nómina estatal y esperar mejores tiempos para lanzarse en pos de un cargo de elección popular.
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Una incógnita se ha abierto con el relevo en la comandancia de la XI Región Militar. El anuncio del cambio del general Moisés García Ochoa tiene a más de uno intrigado, ya que muy poco se sabe de quien será su sucesor, Cuauhtémoc Antúnez Pérez. Entre las pocas cosas que se conocen es que Antúnez fue uno de los generales señalados en el caso del general Tomás Ángeles Duauhare. Su nombre salió en la declaración que hizo el mayor Iván Reyna Muñoz, recluido en el penal de San Juan del Río, Querétaro, ante el Ministerio Público dentro de la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/112/2010, por la que fueron detenidos otros generales, además de Ángeles, por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. Sin embargo, el mayor Reyna presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para desdecirse bajo el argumento de que lo obligaron a involucrar a Antúnez y al mismísimo general Moisés García, quien ya prepara sus maletas. Debido a que el juez no encontró sustento en las acusaciones originales el caso contra los generales se cayó y ya nadie sabe y nadie supo. De ahí en más, lo otro que se conoce es que don Cuauhtémoc viene de ser el comandante de la VII Región Militar en Tuxtla Gutiérrez y que en noviembre de 2011 fue ascendido de general de brigada a general de división junto con otros cinco. Esto es lo único que aparece en la página de Internet de la institución castrense. De tal forma que en La Laguna se ignora cuál sea la consigna con la que vendrá el general Antúnez y algunos en el estado y el municipio andan inquietos por los cambios que pudiera haber en la famosa Operación Laguna.
