Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Viajes que sanan cuerpo y espíritu

Aceites y esencias son agradables después de un baño en un Temazcal.

Aceites y esencias son agradables después de un baño en un Temazcal.

AGENCIAS.-

Para renacer hay que entrar al vientre de la Madre Tierra. Ese lugar de bienestar se representa desde la época prehispánica por un temazcal o temazcalli, que en lengua náhuatl significa "casa de vapor".

Isela Martínez, chamana y médico tradicional de la Universidad Autónoma de Chapingo, explica que, a través de un ritual que se realiza en este espacio, que también se conoce como "casita caliente", se realiza la sanación de la parte física, emocional, mental y espiritual, con la creencia de que el ser humano puede llegar a unificarse y continuar fluyendo.

Comenta que esta es la razón por la cual se considera al temazcal como la medicina tradicional más completa. Una costumbre que ancestralmente se realizaba para curar todo, no sólo enfermedades. En él se reunían grupos con la finalidad de resolver problemas políticos y también las mujeres daban a luz.

Algunos estados como Puebla y Morelos señalan a este centro, comúnmente construido de piedra, como un "lavadero de sangre". Porque gracias al vapor caliente y a las hierbas medicinales que ahí se utilizan, muchas veces mezcladas en una infusión, se logra su desintoxicación, señala Juan Fonseca, también médico tradicional por la Universidad de Chapingo.

El chamán Nahuehekame Xiuhketzal cuenta que para adentrarse a este mundo se necesita la ayuda de un guía, el temazcalpixke (el guardián del temazcal) porque él es el vínculo entre los espíritus de luz y las personas.

Antes de salir del vientre materno, hay que estar dispuestos a dejar atrás las cosas que en realidad no se necesitan en la vida diaria, aquéllas representadas por emociones o actitudes negativas y pensamientos tóxicos.

Si se logra, entonces se puede ser capaz de recibir la vida nueva al renacer.

Malinalco, el pueblo con energía femenina

Dentro de esta cueva de calor, el guía-chamán invoca a los guardianes de los cerros de Malinalco, un pueblo con energía femenina que fue fundado por una diosa-hechicera de nombre Malinalxochitl...

"Que si vuelves al vientre materno, que si la energía. Malinalco es un pueblo para 'pachecos'. Pero a mí me encantan estas cosas porque la piel te queda maravillosa". Ricardo guarda el exfoliante en su estuche y con el resto del grupo entra al temazcal, inclinando, todos, la cabeza y con el pie derecho por delante.

El Centro Holístico Ollinyotl es un lugar de sanación para la mente, el cuerpo y el espíritu. Un espacio para el yoga, la meditación y otras actividades, como el círculo de tambores. Se dan masajes y ceremonias de temazcal.

Arun, guía de Ollinyotl, explica que en el plano físico, el calor de las piedras volcánicas, "las abuelas" -la materia más antigua que existe-, produce sudoración favoreciendo la eliminación de toxinas, estimula el sistema inmunológico y regula el sistema nervioso; a nivel mental, ayuda a afrontar y superar fobias, miedos y emociones, y en un plano espiritual, por medio de la meditación, los rezos y los "cantos-medicina" de la Pachamama (el espíritu de la Madre Tierra), se eleva la energía del grupo para abrir un canal de comunicación a otros mundos. "Dentro del temazcal hay quienes sienten presencias, escuchan voces y sonidos. Pueden entrar en catarsis y liberar muchos traumas".

Otra gran experiencia en Ollinyotl es el laberinto, el largo camino para llegar a Dios. Al hacer este recorrido se expande la conciencia.

Tepoztlán alivia el corazón

Desde los nueve años, Alizbeth Camacho sabe que el espíritu es inmortal, que la energía tiene un equilibrio y para descubrirlo hay que hacer un viaje interno.

Esta filosofía zen la aprendió de su maestro indio, San Kirpal Singh Ji. Su sabiduría se mezcló con la de los huicholes y los mayas.

Alizbeth creó el Centro Holístico Luz Azul, en el barrio de Amatlán. Ahí, el temazcal es "un ombligo levantado de la tierra para que renazca la conciencia".

La ceremonia consiste en romper con todo aquello que está mal en tu vida. Para ello, anuda el trozo de mecate que te entrega la sacerdotisa o guía espiritual. Son siete nudos por cada chacra. Se pasa por todo el cuerpo, por donde te duele, incluyendo el corazón. Quema el mecate para cerrar un ciclo y comenzar a abrir otro. Una limpia con copal te deja listo para entrar al temazcal.

El acceso se hace en sentido contrario a las manecillas del reloj, acto que representa el infinito. Los participantes se colocan alrededor del fuego. Las piedras volcánicas se presentan los cuatro puntos cardinales, siete por cada uno. Primero al oriente, de donde proviene la luz del sol. Se les agrega agua fermentada con plantas medicinales para que haga vapor y penetre los poros.

Se abre la primera puerta. Es el turno del poniente, de donde llega la energía oscura. Las piedras que arden se bañan de más infusión de romero, eucalipto, ruda, lavanda.

Siete piedras más se dirigen al norte para saludar a los hombres de nuestros ancestros. Las últimas se direccionan al sur, donde está la Madre Tierra y lo femenino. Se entonan cantos prehispánicos para pedir por el "renacer de la luz". Y luego se escucha el caracol. Una hora y el ritual termina.

Afuera, un baño cierra los poros. El cuerpo se envuelve en una cobija para mantener el calor. Te recuestas en la sala de meditación y escuchas tambores de cuarzo hasta sumergirte en un sueño profundo.

Sanación en la casita de vapor

Las abuelitas deben estar al rojo vivo, dice Isela Martínez, chamana. Se refiere a las piedras volcánicas, en diminutivo, por puro respeto, porque su existencia es más antigua que la del ser humano. Para que lleguen a una temperatura alta transcurren de tres o cuatro horas entre las brasas.

Antes de ingresar al temazcal del hotel Rodavento Valle de Bravo, los participantes llegan en traje de baño y bata blanca.

El estado de relajación se induce, primero, con una infusión de té de flores.

En un mesa al aire libre, rodeada de árboles, se han puesto almendras, nueces, galletas, pasas, frutas deshidratadas y agua al natural a disposición de ellos, comenta Luis Gerardo García, jefe de área en el spa.

Dos chamanes encabezan el ritual. De lunes a viernes lo hace Israel Hernández.

En fines de semana lo dirige Isela Martínez, médico tradicional por la Universidad Autónoma de Chapingo.

La atmósfera de este hotel ecológico te da una sensación de calma, pues se encuentra rodeado de mucha vegetación y un lago.

Con sahumerio en mano, la chamana purifica a los presentes con el humo del copal y hace un llamado a los cuatro elementos que representan a los espíritus de luz presentes durante el ritual. Este proceso se le conoce como "abrir a los rumbos". Después se invoca a Ometeotl, deidad dual que representa el equilibrio entre lo femenino y masculino.

Esta primera parte se concluye al pedir permiso a Tlalitonancin o Madre Tierra y al yo interno, para que se permita continuar.

Una vez dentro del temazcalli o casita de vapor, las personas llevan instrumentos musicales prehispánicos, que acompañan cantos y rezos ofrendados a los "elementales".

La sesión dura hora y media, aproximadamente, durante la cual se realizan cuatro puertas. Por cada una, el hombre de fuego, encargado de las "abuelitas", introduce piedras incandescentes para que Isela ayude a sanar la parte física, emocional, espiritual y mental.

Al salir, un pequeño estanque de agua fría espera para cerrar los poros que han recibido las propiedades de las hierbas.

La chamana también da masajes, antes o después del evento.

El hotel ofrece otras alternativas complementarias que permiten disfrutar del medio ambiente: tirolesa, arco, rappel, kayak, paddle surf, muro de escalar, vuelo en parapente y bici de montaña.

Armonízate en Hidalgo

Montañas de un verde intenso nos acompañan por la carretera que va de Pachuca a Tampico. Cuatro horas de camino.

Pinos y encinos son el cobijo de Sterra, un centro ceremonial de medicina prehispánica, en Otongo, Hidalgo.

Eduardo de la Garza es el curandero. Su experiencia como integrante del Consejo Mexicano de Medicina Tradicional y la convivencia con purépechas, mexicas, mayas y chichimecas lo convierten en el guía principal para un temazcal ceremonial.

En Sterra sanan las cuatro etapas del cuerpo: física, emocional, mental y espiritual. Éstas representan los cuatro elementos de la Tierra que los abuelos sabios ofrendaban cada ocho días, con el baño de vapor y plantas medicinales.

Eduardo dice que el temazcal representa la bóveda celeste en donde los participantes hacen contacto con su alma y espíritu. Hay de varios tamaños: los temazcales grandes son para ceremonias y los pequeños para curar enfermedades y dolencias de músculos y huesos.

Una limpia inicia la ceremonia y se ofrendan hojas de tabaco que, según las creencias, aclaran la mente. Al entrar al temazcal se presentan las primeras piedras; son 52 para todo el ritual, 13 por cada puerta del cosmos que se abre.

En la primera se recuerda la niñez y se agradece a la Tierra; la segunda es la juventud personificada con agua y donde la palabra aparece. Se puede decir lo que sea, siempre y cuando nazca del corazón.

En la tercera puerta, el aire emula la madurez y por último se abre la ancianidad. El fuego de las piedras ya completas y apiladas será el remanso del espíritu que se alimenta con las hierbas medicinales.

La temperatura alcanza los 60° C. Así se está por una hora; durante las dos restantes se van tomando baños de agua fría. El intercambio de temperaturas purifica la sangre.

Después reposas sobre un petate, con el cuerpo y los ojos cubiertos.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Aceites y esencias son agradables después de un baño en un Temazcal.

Clasificados

ID: 855213

elsiglo.mx