La ligereza en las hábiles manos del artista, es el medio para que la obra resulte al deleite de quienes la aprecian. Ya que la teoría, el saber de la composición, el uso adecuado de colores y temas que se plasman sobre el lienzo, no son la única manera de aprender el arte de la pintura. La Escuela Clásica dicta normativas que unos autores no consideraban obligatoriamente necesarias, ya que en oficios como pintar porcelana, abanicos o telas se podía desarrollar la habilidad que la teoría de la escuela no proporcionaba, además de ganar el suficiente capital para poder ingresar a un Centro de Enseñanza Superior de Arte como lo es la École des Beaux-Arts. Sin embargo hubo quienes utilizaron a su favor lo establecido por la Institución sin dejar de lado el color y movimiento que inspira el modelo al aire libre.
De ellos un exponente esencial de la obra impresionista madura es Pierre-Auguste Renoir; quien en su trabajo plasmó no sólo la pincelada fresca del momento sino la forma en que transcurrió su vida. Las obras de este destacable artista están llenas de color lo que invita al espectador a ser parte del momento de esparcimiento, del cual participan quienes están dentro del cuadro. Una de estas obras, "Moulin de la Galette" muestra una escena alegre de un baile en lo que era un molino que ocasionalmente fungía como tal, ya que eran más comunes los bailes que las moliendas. El juego con la luz proporciona la sensación de la hora del día en que se disfruta del baile y la comida, los personajes principales del cuadro eran amistades del autor, quien decía que tenía cierto tipo de suerte, porque encontraba modelos con buena voluntad.
La dinámica de la luz y la sombra que se aprecia forma parte de constitución de la obra de Renoir, ya que las sombras no se ven como un claro obscuro, ni como una forma sólida. Se muestran como parte de la movilidad en tonalidades azules que proyectan la elegancia y coquetería de la "Belle époque" en Francia.
La alegría y encanto que se refleja en la mayor parte de la pintura de Renoir surge de una filosofía de vida muy peculiar y sana sobretodo. Pues desde sus inicios en la Escuela de Bellas Artes afirmaba que lo que hacía (pintar), lo hacía por gusto; esto salió a la luz de una acalorada discusión con un profesor quien de manera poco amable le dijo que se notaba que él pintaba por diversión, mas fue la respuesta de Renoir que confirmaba lo que el maestro acababa de decir, lo que dio paso a una manera de vivir sana que es visible sobre el lienzo, pese a que a lo largo de su vida padeció una serie de enfermedades como la artritis o reumas, que le dificultaban de sobremanera seguir pintando pero el ánimo del artista no decayó pues se hizo mandar a hacer un caballete portátil para poder continuar pintando.
Renoir figura dentro del círculo impresionista, sin embargo varias de las pinturas de él sí fueron expuestas en "El Salón" (Exposición Oficial) y otras tantas en las exposiciones con Monet y los demás integrantes del nuevo movimiento.
La pintura de Renoir invita a disfrutar de lo percibido, a entrar dentro de la acción en la escena y a formar parte de "El paseo", "El palco" o de un "sendero cuesta arriba entre la hierba" y el mérito que logró en su material se reconoce tanto por la técnica y la sensibilidad que funde en un lienzo al que se puede apreciar de una manera grata.