Señoras y señores, en lugar de estar escribiendo sobre la buena actuación de Marco Fabián, autor de 2 goles, de que Chivas ya ganó, que Darwin Quintero le hizo un golazo al América, no; tenemos que hablar de la violencia del futbol mexicano, y violencia desmedida.
El partido Pumas-San Luis no es un clásico ni mucho menos, pero la forma como se trató a los seguidores de la UNAM, cuando la Policía se acercó con armas a los camiones y no les permitió el ingreso al estadio, eso pone en peligro cualquier cosa.
Pumas es una de las barras más difíciles que hay, y simplemente lo que hay que hacer es protegerla, conducirla hasta el estadio y tenerla vigilada, nada más.
Pero no sólo ocurre eso, pasa que en el Chivas-León, en venganza por lo sucedido el torneo pasado en Guanajuato, la barra de Chivas esperó para apedrear los camiones visitantes.
En el Querétaro-Atlas también hubo un conato de bronca y pleitos.
Pero, ¿quién es el culpable de todo esto? Por supuesto, los clubes. Se habló de la credencialización de las barras, de la prohibición de regalarles boletos, que en los estadios nadie pueda ver los partidos de pie o en las escaleras y que haya butacas en todos los inmuebles.
¿Están capacitados los clubes y las autoridades locales para responder a un enfrentamiento de las barras? No.
La cultura del futbol es el reflejo de la cultura de una sociedad ¿Cuánto invierten los clubes para fomentar una cultura de limpieza dentro y fuera de la tribuna? Nada. Al contrario, los clubes son los que les entregan los boletos y hasta pasajes de avión y hospedaje con el equipo, es como su banda de protección.
¿Debe ser eso en lo que estamos cayendo, en lo que cayó hace tiempo el futbol sudamericano?
¿Por qué los integrantes de las barras no son inspeccionados como el aficionado común al ingresar al estadio? ¿Por qué se permite el ingreso de bebidas alcohólicas y de gente ebria a los estadios?
Es una crisis muy seria, y no todo se pueda salvar con el uso de la fuerza, que a veces, rebasa las condiciones y golpea brutalmente a los jóvenes barristas.
Debería impedirse la venta de alcohol y que las barras entren con palos y con bengalas, y debe solucionarse el problema de detener camiones y no dejarlos llegar a los estadios. Eso provoca más violencia. A las barras visitantes hay que protegerlas desde que van por carretera hasta el estadio y permitir que salgan hasta que se haya ido la barra rival. Vamos, tampoco es un futbol tan apasionante el mexicano como para no tomar medidas en este asunto.
Decio de María: tienes que hacer algo urgentemente porque esto se sale de las manos en cualquier momento. Y hasta que no haya no solamente heridos, sino hasta fallecidos, es cuando van a intervenir las autoridades del futbol mexicano y el Gobierno.
jrfernandez@reforma.com
