El secretario de Defensa de EU, Chuck Hagel, visitó hoy el lado surcoreano de la Zona Desmilitarizada de Corea (DMZ), una de las áreas fronterizas más fortificadas del mundo, antes de tratar con autoridades de Seúl asuntos sobre la alianza bilateral.
"La alianza entre Corea del Sur y EU se identifica aquí más claramente que en cualquier otro lugar", comentó el titular de Defensa estadounidense a los medios de comunicación presentes en su visita a la mitad meridional de la DMZ, la franja de cuatro kilómetros de ancho y unos 240 de largo que divide a las dos Coreas.
Acompañado por su homólogo Kim Kwan-jin, el ministro de Defensa de Corea del Sur, Hagel saludó a los soldados estadounidenses y surcoreanos desplegados en la frontera en la aldea de la tregua de Panmunjom, donde ambas autoridades divisaron el lado Norte desde un puesto de observación.
"Ésta es obviamente una zona crucial que garantiza nuestra vigilancia conjunta para la seguridad de Corea del Sur", declaró el secretario de Defensa de EU.
Como parte de su agenda, Chuck Hagel mantuvo una cita esta tarde con la presidenta de surcoreana, Park Geun-hye, en la Casa Azul de Seúl.
Hagel, que aterrizó este domingo en el Aeropuerto Internacional de Incheon para una estancia de cuatro días, tiene como principal objetivo en esta visita participar, junto al ministro de Defensa surcoreano, en la Reunión Consultiva de Seguridad, que los dos aliados organizan anualmente.
Se trata del primer viaje a Corea del Sur desde que asumió el cargo en febrero del secretario de Defensa, y visita el país junto con el general estadounidense Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto.
Se prevé que la Reunión Consultiva de Seguridad girará en torno a la petición de Seúl para retrasar el traspaso del control operativo de sus tropas en tiempos de guerra.
Según el acuerdo vigente entre ambos países, el Ejército de EU asumiría el mando de las Fuerzas surcoreanas en una hipotética guerra, pero está previsto que en diciembre de 2015 devuelva a Seúl esta responsabilidad.
Las autoridades surcoreanas han mostrado públicamente su deseo de retrasar esta transferencia debido al incremento de las amenazas de la vecina Corea del Norte durante marzo y abril de 2013, meses en los que el régimen comunista de Kim Jong-un emprendió una dura campaña de hostilidades.