El fin de semana fue de celebración. No lo digo por Santos y su "sencillo" triunfo en la selva chiapaneca, donde los Guerreros aprovecharon el caos en la defensiva felina. El partido del Santos estuvo bien para disfrutarlo, para que Hérculez Gómez por fin reencontrara la dirección a la portería, para sumar tres puntos y ya. El rival ofreció poco y al final, me parece que la cuota de goles pudo ser más abultada.
El error de Oswaldo que costó la anotación en contra terminó por ser intrascendente y, siendo positivos, qué bueno que lo cometió en un encuentro que terminó en victoria y no luego, en un juego donde el resultado hubiera sido otro.
Ahora la fiesta fue en domingo. El Maratón Lala celebró su edición 25 y, como cada año, ayer las calles se llenaron de apoyo a los corredores.
"Ya llegaste", gritaba una señora cuando a varios deportistas aún les faltaba todavía dar la vuelta al Bosque, (yo iba llegando al lugar y me cansé nada más de imaginar lo que sería darle la vuelta al Bosque en ese momento, ya ni siquiera me detuve a pensar en lo que es recorrer más de 42 kilómetros).
Habían pasado más de cinco horas desde la salida y el sol ya había recorrido buena parte de su trayecto diario mientras los corredores que iban llegando lucían agotados.
Los primeros lugares fueron para los kenianos, algo que no sorprende. Los dos segundos lugares (varonil y femenil) no estaban conformes. Su objetivo personal era el primer lugar, pero saben que lo dejaron todo en el camino y que el próximo año volverán a intentarlo.
Así es la vida, supongo. Los logros se construyen paso a paso hasta llegar a la meta. Y cuando por factores ajenos a nosotros no se consiguen, podemos buscar una segunda oportunidad... y así, "hasta que salga".
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