Y de pronto, los abucheos se convirtieron en muestras de apoyo. Édgar Lugo, considerado por muchos una mala inversión del Santos, volvió a la titularidad el viernes pasado contra Toluca.
El jugador rubio, que ha pasado inédito durante gran parte de su estancia en La Laguna, jugó 56 minutos luego de un letargo de 7 encuentros en los cuales no vio acción. Lugo no ha completado ningún partido en el actual torneo y en el pasado sólo en cinco fue titular.
Sus pobres números en Santos siguen provocando dudas en los aficionados.
Pues el viernes volvió al once inicial y la primera reacción de muchos seguidores no fue optimista. Durante el juego, el mediocampista estuvo participativo. Para la segunda mitad salió de cambio muy temprano y luego llegaron los goles santistas. "Ya nomás salió Lugo y se compuso el equipo", escuché decir a un aficionado.
El respetable abucheó a su jugador; sienten que les ha quedado a deber. Habría que escuchar a Lugo, pero la verdad es que a la vista no sobran argumentos para defender su desempeño desde que viste los colores albiverdes.
Édgar Lugo mencionó que le ha costado adaptarse a Santos, pero está cerca de terminar el proceso, eso lo dijo el jugador el 23 de agosto del año pasado.
Queda claro que al grupo ya se adaptó, incluso viajó a la playa con algunos de sus compañeros en plan recreativo, ya nada más queda pendiente que cierre ese proceso en el campo.
Luego de la tormenta siempre llega la calma. Algunos santistas comenzaron una campaña de apoyo para uno de sus jugadores, principalmente a través de twitter.
Aseguran que hay que apoyar y que los abucheos se guarden para el rival, no para los de casa. Concuerdo en parte, pero por otro lado no podemos olvidar que aquí quien paga es el aficionado; si no le gusta lo que ve, está en su derecho de manifestarlo (siempre dentro de los límites).
Al jugador le pagan por dar resultados, por "partírsela" y lo menos que espera la gente en la tribuna es que brinde el máximo esfuerzo. Si un jugador "no da el ancho", atrás de él habrá otros que merezcan una oportunidad.
El equipo cuenta con el apoyo de su gente, pero los aplausos (y abucheos) se ganan. En Chivas le chiflaron a Sabah, en Atlante al "Kikín"... es parte del futbol.
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