El miércoles me fui al beis. Salí temprano de trabajar y en vez de apurarme para llegar a casa a vaciar el refrigerador y ver a la Selección Mexicana, opté por hacer una visita al Estadio de la Revolución.
La temporada agoniza para el equipo local, como pasa cada año, sin muchas probabilidades de seguir para los playoffs.
Pero esa noche la inspiración rondaba la casa de Vaqueros Laguna y sin problemas vencieron a Rieleros, ante una buena cantidad de aficionados, mientras en el celular me llegaban reportes de lo que pasaba con el Tri.
El duelo sobre el diamante terminó temprano y alcancé a ver el desenlace del nuevo fracaso tricolor, cortesía del "Chepo" de la Torre, un grupo de jugadores medianos y unos dirigentes ávaros y de decisiones cuestionables.
Si no me interesó seguir a detalle la eliminación del Tri ni por morbo (he de confesar que no esperaba nada de este equipo desde que dieron a conocer la lista de convocados), ¿tendría que importarme el partido final entre Estados Unidos y Panamá? Definitivamente no. De hecho, ayer ni siquiera me acordaba que iban a jugar.
Lo único que esperaba de ese juego era que ganara Panamá, para al menos decir que México perdió contra el campeón, pero ni para eso alcanzó.
Panamá le dio un repaso a los tricolores en dos ocasiones en el mismo mes y ya; Estados Unidos se lleva la gloria (bueno, la copita esta).
No es casualidad que en el banquillo esté sentado un alemán. Klinsmann no empezó bien su proceso, pero aguantó críticas y supo darles cauce. Hoy, su selección B ya ganó un título.
Klinsmann, lejos de dar pretextos, buscó soluciones. Igual, un alemán hizo campeón de Europa a Grecia en 2004, la mentalidad ganadora la traen en los genes.
En La Laguna, Santos jugó un par de veces ante su afición en la semana. En el juego del martes me sorprendió la cantidad de aficionados que fueron al partido contra Zacatepec. Vi muchos. Y me sorprendió por el torneo del que se trata, seguramente ayudaron los precios, las vacaciones y las ganas de volver a ver a los Guerreros.
El viernes, otra vez me sorprendió la entrada; esperaba un lleno. Lo que no sorprende ya es que se dé "homenaje" a un grande con las tribunas semipobladas. Lo del "Pony" pudo ser al medio tiempo, no a las 21:05 horas; los aficionados tardan en entrar porque adentro la cheve está más cara.
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