Mientras en la Selección Mexicana se ven obligados a recurrir a goles de antología en el ocaso de los partidos para seguir con aspiraciones de ir al Mundial, en Santos la cosa es calmada.
Los Guerreros tomaron unos días de descanso tras vencer a Pumas, retomaron sus entrenamientos y luego se fueron de viaje a San Antonio para aprovechar el tiempo y poner a jugar a los que casi no juegan.
Un día antes de viajar, su entrenador (Pedro Caixinha), incluso, se dio una vuelta por la Universidad Autónoma de Coahuila para atender una invitación.
Hubo que ir por él al TSM tras terminar el entrenamiento. El europeo ya esperaba con la marcha encendida de su auto. Al vernos, se bajó atento a saludar, volvió a su vehículo y nos siguió.
En Ciudad Universitaria era esperado por una multitud de alumnos, que desde su llegada lo abordaron para tomarse fotos. "Qué guapo está", dijo una muchacha. Otras no podían creer que enfrente tenían al DT del "equipo de todos".
Caixinha atendió con paciencia a los jóvenes, luego les dio cátedra en el auditorio y al final contestó preguntas de los universitarios. Respondió todas, tal y como lo advirtió.
Con la desfachatez propia de la edad, hubo preguntas de todo tipo. Desde el que se quedó dormido durante la conferencia y no escuchó nada, hasta aquel atrevido que le advierte que "pedirán su cabeza" cuando los resultados sean adversos. Pero el portugués para todos tiene, siempre sonriente.
Caixinha admite que su partido más importante fue la final de la "Concachampions", pero niega que se trate de una revancha el próximo enfrentamiento; "el partido que viene no nos da un pase al Mundial", dice.
Su directiva, en cambio, aún se pregunta si el partido contra Monterrey es un clásico o no.
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