Se acabó. No alcanzó el esfuerzo. El último aliento en el Corona se diluyó en una caída inesperada. No bastó. Ni con campañas publicitarias retadoras se llenó la otrora "Casa del Dolor Ajeno"; las lágrimas esta vez fueron del local.
La esperanza albiverde de una épica remontada se había fincado en un par de regresos ante rivales odiados (semifinal contra Monterrey en el Clausura 2008 y semifinal ante Tigres en Clausura 2012; ambas campañas terminaron en campeonato), pero el León no es como lo pintan... o sí.
No se puede decir que no se haya intentado. Santos murió en la raya ante un rival superior por donde se le quiera ver. La afición respondió en buena medida, aunque el nuevo estadio sigue sin llegar al lleno. Quizá por eso el club optó por su campaña publicitaria que también se quedó corta.
El "que apoye quien tenga que apoyar" y todo eso va de lo motivacional a lo retador. Del "te invito a que te unas" al "no me importa si no apoyas". Del "somos los que estamos y estamos los que somos" al "nosotros ya hicimos lo que nos toca, ahora te toca a ti, si quieres...". Algo así. Y por ese lado, tampoco se le puede reprochar al club no intentarlo. Pero algo falta.
Caixinha nuevamente se queda a un paso de ir a la final (un paso antes de la instancia a la que Romano acostumbró a la afición). Dicen que el portugués no se queda callado en la banca cuando gana partidos importantes. Me parece que de México tendría que aprender que aquí, el que ríe al último ríe mejor.
Pero ya, no se trata de hacer leña del árbol caído, que de las derrotas se aprende más que de los triunfos. Los aficionados, que son los que sufren y pagan, tendrán que digerir el descalabro y la directiva analizar cambios para el año que viene.
Y la vida continúa con o sin Santos en la Liguilla.
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