Se acabó. La temporada regular de la NFL llegó a su fin y ya están los invitados a playoffs. Decepcionaron los Osos de Chicago, Santos de Nueva Orleáns y Leones de Detroit. Sorprendieron Pieles Rojas de Washington, Halcones Marinos de Seattle y Vikingos de Minnesota.
En la Conferencia Americana, me parece que todo transcurrió de acuerdo a la normalidad.
Ahora se viene lo mejor en una época de emociones encontradas; al calendario le quedan menos partidos, pero los más intensos.
Mención aparte merece Tony Romo, un mariscal de campo que sirve para hacer números y nada más. Mención más aparte (válganme la expresión) merece Peyton Manning, el regreso del año; comandó a los Potros a ganar su división de forma categórica y para consequir que fueran el mejor equipo de su conferencia, candidato al Super Bowl.
Y, mención todavía más allá de los límites, para Adrian Peterson. Podría decirse que él (casi en solitario) llevó a los Vikingos a la postemporada. ¿Quién lo frena? Se quedó a sólo 9 yardas de romper el récord por tierra en una campaña que aún ostenta Eric Dickerson, quien corrió 2,105 yardas en 184 con los Carneros, cuando todavía jugaban en Los Ángeles.
Y mientras otras ligas descansan por las fechas decembrinas y de Año Nuevo, la NFL está de fiesta. Los tazones colegiales nos van mostrando a las siguientes joyas del emparrillado. Y la Liga Premier de Inglaterra se mantiene como la mejor en el deporte más popular... y sin descanso.
El año que termina fue espectacular para varios novatos: Andrew Luck, Robert Griffin III, Doug Martin, Russell Wilson, Alfred Morris, Vick Ballard, por mencionar a algunos. Y fue también pesadilla para otros, Romo, Mark Sánchez y Ben Roethlisberger, por ejemplo.
En un año olímpico (con oro incluido para el futbol mexicano), Eurocopa y nocaut contundente de Juan Manuel Márquez sobre Manny Pacquiao, el final no podía quedar a deber. Pero lo mejor es que lo mejor está siempre por venir.
Feliz año para todos. Síganme los buenos:
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