México es un país de jóvenes. Lo saben bien los turistas que vienen de visita y que ven calles y playas repletas de jóvenes. Lo saben los españoles que se sorprenden porque el mismo trabajo que hace un hombre de 50 años en Madrid, lo realiza un joven de 26 años, con educación universitaria y de clase media, en la Ciudad de México. Lo saben los estadounidenses que diario ven a jóvenes migrantes que trabajan en las cocinas de Nueva York porque en México no tuvieron oportunidades. Lo saben los políticos mexicanos que cada tres o seis años tratan de seducir a los jóvenes con mercadotecnia política para obtener el voto de aquellos menores de 30 años.
Promesas y mercadotecnia aparte, la clase política no toma en cuenta a los jóvenes. No sólo porque a cuatro meses de que iniciara el gobierno de Enrique Peña Nieto aún no hay titular en el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve). No sólo porque éste acaba de perder autonomía al ser incorporado a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), sino especialmente porque las políticas públicas instrumentadas para la juventud en México son escasas, tienen poco impacto, no tienen mediciones confiables y no tienen coordinación, así se entiende tras leer una evaluación que se presenta ahora por parte de la Fundación IDEA (www.fundacionidea.org.mx).
Como revela la "Evaluación Transversal de Políticas y Programas para el Desarrollo de la Juventud" elaborado por Fundación IDEA, "no existe una política federal integral y transversal para el tema de juventud" y las pocas "intervenciones de política pública que identifica como relevantes para el desarrollo de las y los jóvenes en México no los reconocen como sujetos de derecho, ni los involucran en los procesos de diseño, implementación y evaluación de dichas intervenciones".
El reporte, que fue elaborado para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y para el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), hace un análisis riguroso de una treintena de leyes nacionales y de acuerdos y normas internacionales para ubicar en dónde se encuentran los derechos de las y los jóvenes mexicanos jurídicamente, así como identifica 106 "intervenciones" del Gobierno federal en campañas, programas o acciones relacionadas con el desarrollo de los jóvenes, todas con distinto impacto. Utilizo todos esos conceptos porque precisamente la evaluación recomienda que el gobierno debe dejar de utilizar de forma tan laxa el término "programa" para referirse a veces a campañas de información que se dan de forma aislada y no permanente.
Precisamente esa es una de las virtudes del reporte, que por primera vez sistematiza las intervenciones federales y encuentra que uno de los principales problemas es que casi 6 de cada 10 de los programas para jóvenes no tienen mecanismos de evaluación. De igual forma, el reporte divide en cuatro rubros las políticas destinadas a los jóvenes a saber: 1) Las asociadas con el derecho a la supervivencia 2) Derecho al desarrollo 3) Derecho a la protección y 4) Derecho a la participación.
En cada una de esas cuatro categorías hay algunas historias de éxito, como en la de derecho al desarrollo se identifican como relevantes el "Programa Joven Emprendedor Rural" y el "Programa de la Mujer en Sector Agrario". Sin embargo, la otra cara de la moneda es que en el mismo rubro de derecho al desarrollo se encuentra que hasta un 78.6% de los jóvenes menores a 29 años no tiene acceso a Internet, justo cuando el Pacto por México promueve la banda ancha como un derecho. De igual forma, en la categoría de derecho a la supervivencia es alarmante que no haya un solo programa identificado con el derecho a la vivienda o el que se identifique a un 49% de los jóvenes en México en situación de pobreza; o en la categoría de derecho a la protección destaca el que no haya programas para la reinserción social de los jóvenes luego de haber estado en una prisión.
De las 106 intervenciones evaluadas por IDEA, hay solamente 17 catalogadas como buenas prácticas y éstas son mayoritariamente en el sector salud. La pregunta aquí es por qué no se logra replicar estos casos de éxito en mayor medida y en qué ha radicado el éxito particular de esos 17 casos. Al final se recomienda puntualmente una serie de acciones para mejorar las intervenciones existentes en cada uno de los rubros.
Los políticos le siguen debiendo a los jóvenes, pese a que un sector de éstos, los jóvenes universitarios principalmente del DF, cambiaron el tono de la elección presidencial el año pasado con el movimiento #Yosoy132, o pese a que los votantes entre 18 y 29 fueron de los que más acudieron a las urnas en las elecciones de 2012 al superar el 63% en la elección de 2012, de acuerdo con datos del PREP, lo cierto es que campañas políticas van y vienen y los candidatos y candidatas presidenciales o al Congreso que prometen todo y nada a los jóvenes, una vez que ganan cesan su atención y creen que con ofrecer un concierto en el Zócalo, repartir condones o anunciar más becas a nivel nacional basta. México es un país de jóvenes, pero todo indica que no se les toma en cuenta.
Politólogo e Internacionalista
Twitter @genarolozano