¡Yo no necesito terapia!

De los problemas nadie se escapa, todos hemos pasado por situaciones críticas que afectan a nuestra vida, sin embargo, generalmente los hombres se niegan a aceptar cuando se encuentran en un problema por lo que no recurren a consejos y mucho menos a terapias psicológicas o libros de motivación personal. Este fenómeno desencadenó el análisis de Ricardo Perret, fundador del Instituto Past Re-Design, el cual “ayuda a personas a entender su propio inconsciente y reprogramar su mente alrededor de los dolores que guarda la memoria desde que eran niños y adolescentes”. En las sesiones que imparte, Perret se percató que el 72% de quienes acuden al rediseño son mujeres contra un 28% de hombres, pero ¿a qué se debe que los hombres sean más renuentes a un apoyo emocional y/o psicológico?

Ricardo Perret expone los siguientes factores:

Hombres fuertes: “Los hombres no lloran” este estigma social es uno de los principales factores que hacen que los hombres no vean necesaria una terapia o un apoyo emocional y/o psicológico. Para algunos hombres admitir que tienen un problema y que no pueden resolverlo solos en una señal de debilidad, además bajo la crianza del “hombre fuerte” exponer el problema pone en duda su fortaleza.

1.- Hombres desconfiados: “¿Y tú quién eres para decirme qué hacer o no?”, los hombres son más desconfiados de las capacidades del terapeuta, de su licencia o certificación haciéndolos creer que nadie va a entender sus problemas a raíz. Los hombres presentan más desconfianza que las mujeres al contar algo ya que no están acostumbrados a revelar información sensible, mucho menos de ellos mismos.

2.- Hombres ocupados: Muchos hombres creen que no tienen tiempo para sus problemas y lo toman como una excusa o barrera para evadir la problemática. La mayoría de las veces es miedo a ser juzgados lo que los impide aceptar una terapia o mejora en su vida por lo que se percibirán más ocupados con el objetivo de poder decir al final “no tengo tiempo”.

3.- Hombres miedosos: El miedo es el factor que impulsa o detiene, sin embargo, en los hombres el miedo va más allá de algo físico, sino que temen que se ponga en duda su hombría o llegar al punto focal de su problema porque seguramente será algo que dolerá o le traerá efectos en su vida. Independientemente del efecto (positivo/negativo) a los hombres les gusta en menor cantidad el cambio que a las mujeres, generando así un miedo a lo desconocido que les impide avanzar.

4.- Hombres individualistas: Las mujeres tienen la idea que un problema que les afecta a ellas les afectará a los demás ya que influirá en su desempeño laboral, social, personal y familiar por lo que prefieren atenderse antes de que su problema afecte todos sus círculos. En los hombres pasa diferente, ellos tienen la idea de que su problema sólo les afecta a ellos por lo que no tendrían porque compartirlo con nadie.

5.- Hombres desesperados: Las terapias psicológicas y emocionales tienen su efectos a mediano y largo plazo que es cuando el cambio o la mejora es más tangible pero los hombres quieren los resultados inmediatamente, de lo contrario desertan por desesperación.

6.- Hombres hormonales: No sólo las mujeres tienen cambios hormonales, también los hombres. Al combinar la testosterona con la adrenalina el hombre se vuelve ciego ante sus emociones o sentimientos por lo que consideran innecesarias las terapias ya que no reconocen que tienen un problema.

El género masculino también debe descubrir su trasfondo emocional para poder trabajar en él, identificar sus afecciones y dolencias para tener una vida más plena. Sin embargo, la sociedad se ha encargado de educar “machos”, haciendo que el hombre ignore sus emociones y sentimientos.

Si usted es hombre y tiene algún problema, analice los puntos antes citados y tome la decisión de actuar.

Sólo un 28% de hombres asisten a terapias psicológicas.