Considerado uno de los máximos representantes del cubismo, el pintor José Victoriano Carmelo Carlos González Pérez, mejor conocido como Juan Gris, autor de obras como “Retrato de Josette”, “Violín y guitarra” y “Retrato de Germaine Raynal”, nació el 23 de marzo de 1887.
Gris nació en Madrid y fue el penúltimo de 14 hijos. Sus padres fueron Gregorio González y Rodríguez, originario de Valladolid, e Isabel Pérez Brasátegui, de Málaga.
De acuerdo con su biografía publicada en la página electrónica del Museo Nacional del Prado (www.museodelprado.es), desde su nacimiento residió en Madrid en compañía de sus padres, mismo lugar en el que comenzó sus estudios.
Se formó en la Escuela de Arte e Industrias, pero a pesar de llevar una sólida formación en las disciplinas científico-técnicas, su afición por el dibujo siempre estuvo presente durante esa etapa en su vida.
Desde muy joven se volvió aficionado por el dibujo y consiguió colaborar en importantes revistas locales como “Blanco y negro” y “Madrid cómico”, aunque tiempo después decidió dedicarse por completo a esta actividad.
Seguro de esta idea, ingresó a un taller de dibujo, impartido por el maestro José Moreno Carbonero.
En septiembre de 1906, con apenas 19 años de edad, se trasladó a París, Francia, con la intención de librarse del servicio militar en su país, por lo que a su salida de España fue declarado prófugo.
A su llegada a la “Ciudad Luz”, y durante sus primeros años ahí, se dedicó a realizar ilustraciones satíricas que fueron publicadas por revistas francesas y españolas; hasta que cuatro años después decidió comenzar a pintar. Primero cedió ante el naturalismo, pero no tardó mucho en trasladarse al cubismo.
Como pintor tuvo la oportunidad de conocer a los máximos representantes de la vanguardia parisina, como Picasso, Braque, Max Jacob, Pierre Reverdy y Maurice Raynal. En especial mantuvo contacto con el galerista Kahnweiler, quien lo apoyó durante varios años.
En 1911, ya establecido en el estilo cubista, comenzó a destacar como uno de los más aventajados intérpretes de la época. En ese mismo año tuvo la oportunidad de montar su primera exposición individual en la Galería Clovis Sagot, y participó en la sección cubista del Salón de los Independientes con la obra “Homenaje a Picasso”.
Un año después se integró al grupo “Puteaux” o “La Section d´Or”, que estaba conformado por Léger, Metzinger, Gleizes, Archipenko y los hermanos Duchamp, entre otras personalidades; e inició un romance con Fernande Herpin, mejor conocida como Jossete, con quien compartió 15 años de su vida.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18), Juan Gris se recluyó en compañía de Jossete y se dedicó por completo a pintar. En este periodo realizó el famoso “Retrato de Jossete”, considerado como una de sus obras maestras, y en general del cubismo.
Dicha pintura se caracteriza por un ascetismo cromático, elaborado a partir de tonos como el negro, el gris, marrón, rosa pálido u ocre claro, entre otras tonalidades que evocan a una sensación claroscurista, característica de la tradición naturalista española de la época en la que fue realizado.
A partir de la década de 1920, la crisis del cubismo y el llamado “retorno al orden” llevó a Juan Gris a pasar por una profunda crisis artística, que debilitó su carrera como pintor y marcó el declive de su trayectoria.
En esta década, además de su crisis artística, su salud comenzó a deteriorarse a causa de los recurrentes ataques de asma y uremia (acumulación de venenos en la sangre por deficiencias en los riñones), males que le provocaron un conjunto de afecciones cerebrales, circulatorios y digestivos que lo llevaron a la muerte.
Juan Gris falleció el 11 de mayo de 1927, en la ciudad de Boulogne-sur-Seine, en el sur de Francia.