En palabras del escritor y cineasta Vicente Molina Foix, Juan Benet, cuyo 21 aniversario luctuoso se conmemora hoy, fue una figura literaria “anómala” e “inimitable” y su pluma radical representó un nuevo molde para la narrativa española y un desafío para el lector.
El novelista y dramaturgo español, considerado uno de los escritores más importantes del siglo XX, es una figura que nunca dejará de crecer; leer su trabajo es leer la defensa del rigor y el odio a la literatura barata, añadió Molina Foix, durante un homenaje realizado el pasado 16 de diciembre en España.
En la sesión, organizada en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Coruña (UDC), participó, además, Ramón Benet, hijo del difunto literato, quien habló sobre las obras de ingeniería que legó su padre, de acuerdo con el sitio electrónico “laopinioncoruna.es”.
Juan Benet Goitia nació el 7 de octubre de 1927 en Madrid, España. Fue hijo de Teresa Gotilla y del abogado Tomás Benet, fusilado por el ejército republicano al principio de la Guerra Civil Española (1936-1939), cita su perfil biográfico publicado en el portal “escritores.org”.
Comenzó sus estudios en el Colegio Marianista de Aldapeta, en San Sebastián, donde residió con su madre y sus hermanos, tras la pérdida de su padre.
Al finalizar el conflicto bélico regresó a Madrid, donde concluyó sus estudios de bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar. En 1948 ingresó a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
A partir de entonces ejerció su profesión sin descanso, convirtiéndose en uno de los más importantes ingenieros de su generación, apunta el sitio electrónico “sigloxxieditores.com”.
En el ámbito conyugal, se casó, en 1955, con Nuria Jordana, con quien tuvo cuatro hijos; ya viudo, contrajo matrimonio con la poeta Blanca Andreu.
En 1966 se instaló definitivamente en Madrid, ahí laboró en el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) e instaló su propia empresa de ingeniería.
A la par de su trabajo como ingeniero, realizó una labor literaria muy importante. Sobre esta “extraña dualidad”, Vicente Molina Foix narra que por las mañanas Benet construía viaductos y túneles, y por las tardes, al llegar a casa, escribía literatura.
Fue en la “Revista Española” donde se publicó su ópera prima: “Max” (1953), a la que siguieron el libro de relatos “Nunca llegarás a nada” (1961) y la novela “Volverás a Región” (1967), que se convirtió en una pieza pionera de un nuevo estilo para los escritores de la siguiente generación.
A decir de la crítica especializada, “Herrumbrosas lanzas I, II y III” (1983, 1984 y 1986) fue su obra más densa y la que mayor proyección tuvo en la literatura española contemporánea; en estas piezas refleja las secuelas que dejó en la memoria colectiva la Guerra Civil Española, un tema recurrente en su literatura.
También fue colaborador de revistas como “Triunfo”, “Revista de Occidente”, “Cuadernos para el Diálogo” y “Cuadernos Hispanoamericanos”, así como con del periódico “El país”, desde 1976.
Publicó ensayos como “La inspiración y el estilo” (1966) y “Puerta de tierra” (1969), además de diversas piezas teatrales, entre ellas “Agonía Confutans” (1969), según datos del portal “biografiasyvidas.com”.
Entre los galardones que recibió a lo largo de su trayectoria figuran el Premio Biblioteca Breve (1969), por “Una meditación”, y el Premio Planeta, con “El aire de un crimen” (1980).
Las piezas literarias de Benet, quien falleció el 5 de enero de 1993, a causa de un tumor cerebral, introdujeron constantes innovaciones narrativas y son consideradas una denuncia del atraso, la violencia y el egoísmo que condicionan las relaciones humanas.
El narrador, ensayista y dramaturgo ha sido comparado con Marcel Proust (1871-1922), James Joyce (1882-1941) y William Faulkner (1897-1962). Mientras que su legado literario ha sido reconocido por autores como Eduardo Chamorro (1946-2009), Javier Pradera (1934-2011), Antonio Martínez Sarrión (1939) y Rafael Sánchez Ferlosio (1927).
Entre sus obras figuran “Una tumba” (1971), “Un viaje de invierno” (1972), “En el estado” (1977), “Saúl ante Samuel” (1980), “En la penumbra” (1989) y “El caballero de Sajonia” (1991), así como los libros póstumos: “Prosas civiles” (1994) y “Páginas impares” (1996).