'¿Estás de acuerdo en que la Ley Federal del Trabajo establezca que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos fije un nuevo salario mínimo que cubra todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de bienestar determinada por el Coneval?". Esta es la pregunta con la que el Partido Acción Nacional (PAN) pretende consultar a la población en las elecciones de 2015 en torno al salario mínimo.
Como se puede observar, absolutamente nadie se opondría a contestar que sí a esta pregunta.
Actualmente para el área geográfica A, el salario mínimo es de 67.29 pesos diarios y para la zona B en donde se ubica La Laguna el salario es de 63.77 pesos diarios, con estas cantidades el salario mínimo en el país es inferior al umbral de pobreza percápita según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal), México es uno de los pocos países de América que han registrado un descenso real del salario mínimo durante la última década y de acuerdo a especialistas de la UNAM éste debería estar ubicado en 162 pesos diarios para alcanzar a satisfacer las necesidades de una familia mexicana.
En México viven seis y medio millones de trabajadores con un salario mínimo y el 60% de la población gana hasta tres salarios mínimos (6,056 pesos), lo que les impide tener una vida desahogada.
Para que una familia esté por encima de los niveles de pobreza se requieren 14,580 pesos en la zona urbana y 9,270 pesos en la zona rural.
La teoría de la política de rentas establece que en muchos países existe un salario mínimo garantizado con el fin de fortalecer la política social, sin embargo, termina por alterar la inflación, dicho de otro modo, el establecimiento de un salario mínimo reduce la demanda de mano de obra, principalmente la demanda que proviene del exterior, lo que termina por aumentar el desempleo de un país. Debido a esta situación la restricción salarial no parece que sea el instrumento más adecuado para conseguir los fines sociales en una economía de libre mercado y en vías de desarrollo como la nuestra, máxime porque el objetivo principal de la política económica en México está en función de contener el incremento en precios.
Es decir, en un entorno de apertura económica y libre mercado una reforma del mercado de trabajo orientada a incrementar el monto mínimo del salario es el resultado de un sector laboral que no funciona y es garantía de inflación y desempleo en el mediano plazo.
Para que se pueda presentar una mejora salarial y una reforma al mercado de trabajo que impulse la productividad y el empleo se necesita una total desregulación de este sector, que elimine los sistemas de protección al empleo como lo es una restricción de salario mínimo (mucho menos aumentarlo).
Dadas las condiciones económicas del país para que los mexicanos puedan tener acceso a un aumento en su salario mínimo el gobierno tendría que dar la orden al sector patronal para que paguen más a sus trabajadores, situación que incrementaría los costos de las empresas y que afectaría los precios de sus productos creando una espiral inflacionaria, además, que el gobierno por decreto obligue a los empresarios a incrementar los salarios se le llama intervención económica y va completamente en la dirección opuesta que nuestros representantes en el gobierno han venido votando desde hace ya dos años con la aprobación de las reformas laboral, financiera, fiscal, energética, etc., "una incongruencia económica". Para subir salario mínimo, el primer paso es mejorar la productividad, en 2012 este indicador en México se ubicó en 1.6% muy por debajo de lo que requiere la economía, el primer factor que incide en la productividad es que son dos mediciones, la primera en la economía formal y la segunda en la economía informal, para el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) el crecimiento de la productividad es el indicador más importante en cualquier economía ya que "impulsa los ingresos reales, la inflación, las tasas de interés, las ganancias y los precios de las acciones". Ahora bien para aumentar la productividad se requiere capital, acceso a nuevas tecnologías, estabilidad laboral y capacitación, todo esto se supone que se lograría con la reforma laboral de 2012, desde esa perspectiva la consulta por un salario mínimo mejor puede tener dos lecturas, puede ser el reconocimiento al fracaso de dicha reforma o una mera campaña electorera, ambas muy lejos de los intereses y necesidades de la sociedad.
El tema ya está presente y se debe analizar no por los partidos sino por la sociedad tomando como puntos de partida ¿Cómo hacer a nuestra economía más productiva?, conocer ¿Qué factores en la economía limitan la mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores y del trabajo en general?, ¿Cómo desligar a los sindicatos del poder político de los partidos?, ¿Cómo ampliar la base tributable para hablar de economía formal solamente?, ¿Cómo hacer cumplir la ley a patrones, obreros y consumidores? y ¿Cómo establecer un objetivo a mediano plazo de salario ideal para dirigirnos en esa dirección.
