La primera bolsa de diamantes de América Latina empezará a operar en Panamá, en el último trimestre de 2014, con una inversión inicial de 138.7 millones de dólares, con el fin de atraer un mercado de unos ocho mil millones de dólares anuales.
“En el comercio de joyas y piedras preciosas de América Latina todos los caminos conducirán de y hacia Panamá”, dijo en rueda de prensa el presidente del novedoso mercado en el país del canal, Erez Akerman.
La presentación de un centro de joyas y piedras preciosas en Panamá ocurrió en el marco de la Cumbre de Diamantes y Joyería de América Latina celebrada este martes aquí, con la presencia de los líderes del sector para respaldar la iniciativa en el país.
En una primera etapa que estará lista a finales de año se incluye un complejo que albergará la Bolsa de Diamantes con 59 oficinas, cuyos afiliados tendrán acceso a los 28 mercados similares de la Federación Mundial de Bolsas de Diamantes (FMBD), indicó Akerman.
Una segunda fase tendrá un edificio de 42 pisos con bancos y tiendas de alta joyería, con una inversión de 200 millones de dólares, adicionales a los 138.7 millones iniciales, dijo el promotor del proyecto, el ex ministro de Economía Alberto Vallarino.
“La bolsa de diamantes y piedras preciosas no es sólo para Panamá sino para Latinoamérica. Toda vez que será la primera bolsa de Diamantes en la región latinoamericana”, indicó el ministro panameño de Comercio, Ricardo Quijano.
Reveló que para que el proyecto –ideado antes de 2009- se concretara, el gobierno panameño expidió una ley para crear un régimen especial para zonas de libre comercio y el país se adhirió al Sistema Kimberley que regula la venta mundial de diamantes.
El acuerdo de Kimberley está enfocado a evitar la comercialización de los llamados “diamantes de sangre” mediante certificación de procedencia de las piedras en bruto.
Akerman explicó que su intención fue facilitar la comercialización segura y estructurada de diamantes y otras piedras preciosas en un mercado cuyos compradores deben viajar fuera de la región para obtenerlas.
“Queríamos ofrecer un punto de acceso para que distribuidores, comercializadores y compradores de todo el mundo alcanzaran el mercado joyero y de piedras preciosas en América Latina, el cual está valorado en ocho mil millones de dólares al año”, indicó.
El presidente vitalicio de la FMDB y del Consejo Mundial de Diamantes, Eli Izhakoff, manifestó su optimismo por el potencial de desarrollo de Panamá para la industria.
“América Latina llamará la atención de los mercados internacionales, atención que en los últimos años se había ganado China, India y el Golfo Pérsico”, indicó.
Explicó que el centro de diamantes de Dubai, creado hace 10 años ha generado transacciones por unos 40 mil millones de dólares y generado una importante economía alrededor.
En la rueda de prensa, los participantes descartaron estar preocupados por la existencia de diamantes sintéticos al indicar que apenas representan menos del 2.0 por ciento del comercio mundial, aunque dijeron que debe quedar clara su procedencia.
“Nuestro negocio está basado en las emociones, las personas deciden qué prefieren, si el amor natural o el sintético”, dijo el presidente de la Asociación Internacional de Fabricantes de Diamantes, Maxim Skadov.