Afluencia. El partido de la Selección Mexicana generó un incremento en la afluencia de gente a los restaurantes.
Entre nerviosismo y angustia recurrente, los laguneros observaron y festejaron en restaurantes, cantinas, tiendas de autoservicio, gasolineras, plazas comerciales e incluso en la presidencia municipal, el juego de la Selección Mexicana de futbol ayer contra su similar de Camerún.
Familias completas o grupos de amigos vestidos en verde, blanco o rojo llegaban a los negocios, donde aprovechaban para almorzar, y aunque el horario poco se prestó para la ingesta de bebidas alcohólicas, algunos se las ingeniaron para escabullirse del trabajo y refugiarse por dos horas en alguna cantina cercana.
Los aficionados gritaron e imploraron en cada una de las jugadas de la Selección Mexicana, mientras que en las calles de la ciudad, la circulación vehicular se redujo considerablemente, pues muchos optaron por quedarse en casa a ver el partido.
Las miradas se mantienen fijas en el televisor, los aficionados se convierten en árbitros, en estrategas, luego vuelven a sus alimentos y nuevamente los olvidan por seguir de cerca las jugadas.
En diversas oficinas, se permitió a los trabajadores llevar televisiones portátiles para sintonizar el juego, también había quien lo veía por internet, en la computadora, y otros que además lo seguían en las redes sociales, a fin de no perder ningún detalle.
El juego aumentó en un 20 por ciento, en promedio, la afluencia de clientes a los restaurantes, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), que espera una tendencia mayor en los próximos partidos.
"El horario fue un poco complicado, la gente está trabajando, pero en los próximos juegos esperamos que se incremente aún más la afluencia, creemos que será muy positivo el Mundial para los restaurantes de la Comarca Lagunera", indicó Antonio Márquez, presidente de la Canirac.
