EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Acuíferos (III)

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

En las colaboraciones anteriores comentamos la importancia que tienen los acuíferos para sostener las actividades productivas y abastecer a la población, los cuales constituirán las reservas de agua dulce futuras que permitirán enfrentar contingencias de déficit hídrico ante eventos como la recurrencia y severidad de las sequías que se pronostican; también vimos la disponibilidad y uso de estos recursos en la Cuenca del Río Aguanaval, como ahora veremos en la cuenca del Río Nazas.

En ambos ríos la gestión del agua se realiza conforme se distribuye dentro del espacio geográfico partiendo del gradiente altitudinal donde se origina, que para el caso del Río Nazas es la cresta de la Sierra Madre Occidental, en la cuenca alta, la cual abarca una superficie de 25,856 km2, que comprende los municipios de Santiago Papasquiaro, Tepehuanes, Guanaceví, Coneto de Comonfort, Indé, San Bernardo y El Oro, en los que para 2010 vivían 90,423 personas.

Esta zona presenta una problemática centrada en la deforestación y sobrepastoreo que ha propiciado el deterioro de los ecosistemas de bosque y pastizal, limitando sus funciones ecológicas como la captación de agua de lluvia, los flujos que alimenta los escurrimientos subterráneos y superficiales que contribuyen en la recarga de los acuíferos y los almacenamientos en las partes media y baja, conservación de biodiversidad, captura de carbono, entre otras.

El deterioro del bosque templado de encino-pino y su limitada recuperación ha disminuido la importancia de la actividad forestal y ha propiciado se diversifique la economía regional orientada principalmente a la agricultura de temporal y ganadería extensiva, con el consecuente cambio en el uso del suelo, que a su vez incide en la fragmentación de hábitat y la modificación de los escurrimientos.

En ella se disponen volúmenes subterráneos almacenados en siete acuíferos: Tepehuanes-Santiago, Matalotes-Oro, Buenos Aires, Cabrera, Galeana-Quemado, La Victoria y San Juan de Nazareno, que presentan una recarga 171.5 hm3, un balance hidráulico favorable con respecto al volumen extraído de 9.9 hm3 y concesionado de 13.20 hm3, que permite una disponibilidad de158.66 hm3; con base a esa oferta en esta subregión no existen problemas de disponibilidad de agua, ya que se destinan al uso agrícola 5.85 hm3 (58.98% del total extraído), mientras que para el uso público urbano se asignan 4.15 hm3 (41.02%).

En la Cuenca Media Nazas se ubican los municipios de Cuencamé, Nazas, Peñón Blanco, Rodeo, San Juan del Río, San Luis del Cordero y San Pedro del Gallo, con una población total de 85,057 habitantes que abarcan una superficie de 12,868.60 km2; en ella se encuentra un tramo del cauce del Río Nazas y una parte de los ecosistemas de pastizal del norte del Estado de Durango, cuya economía se basa en la práctica de una ganadería extensiva y agricultura de temporal y riego.

En ella se también se enfrenta un proceso de deterioro de los ecosistemas de pastizal debido centralmente al sobrepastoreo de los predios, limitando sus funciones ecológicas entre las que se encuentra su capacidad para captar y filtrar agua al subsuelo que inciden en la recarga de los acuíferos.

En esta subregión los volúmenes subterráneos almacenados provienen de siete acuíferos: Nazas, Peñón Blanco, Pedriceña-Velardeña, Cuauhtémoc, San Juan del Río y Santa Clara, que presentan una recarga 208.3 hm3, con una extracción de 78.60 hm3, y aunque éste es mayor que el concesionado en 44.95 hm3, la diferencia posibilita mantener reservas de agua; los volúmenes extraídos son destinados al uso agrícola (66.82%) y uso público urbano (33.18%).

La Cuenca Baja Nazas de Durango y Coahuila comprende los municipios de Tlahualilo, Lerdo, Gómez Palacio y Mapimí del primer estado; San Pedro, Matamoros, Francisco I. Madero, Viesca y Torreón, en el segundo, donde para 2010 se tenía una población total de 1→ 342,843 habitantes en una superficie de 8,819.16 km2; en ella se ubica la Comarca Lagunera, región que incluye los principales centros poblacionales que integran el área metropolitana, separados geopolíticamente por el cauce seco del Río Nazas, pero integrados económica y culturalmente por compartir una historia y geografías propias, donde también se ubica la principal infraestructura y equipamientos agropecuarios, industriales, de comercio y servicios de la cuenca.

En el subsuelo de esta región se encuentran cinco acuíferos que proveen agua para los diferentes usos: Principal, Vicente Suarez, Villa Juárez, Delicias y Acatita, que presentan una recarga 562.7 hm3, pero se extraen 968.08 hm3 y se encuentran concesionados 705.34 hm3, presentándose un déficit de 405.38 hm3, estos volúmenes son destinados mayormente al uso agrícola (80.68%), después para el uso público urbano (14.26%) e industrial (2.38%).

Si se realiza un balance general de la disponibilidad de agua subterránea de la cuenca por cada subregión hidrológica o célula de planeación, se observará que existen algunas donde el balance hidráulico es favorable, mientras que otras presentan una brecha hídrica que surge de la sobreexplotación que se ha realizado de este recurso, particularmente la cuenca alta del Río Aguanaval y la cuenca baja de los ríos Nazas y Aguanaval, destacando el uso principal del agua para la agricultura.

También destaca que esa brecha hídrica se ha producido por el aumento en la demanda de agua debido al crecimiento económico y poblacional, pero, lamentablemente, se ha dispuesto de este recurso sin considerar la oferta existente, por lo que para equilibrar ese balance es necesario recuperar los volúmenes en los acuíferos sobreexplotados, particularmente en el acuífero Principal de la cuenca baja de ambos ríos, donde la gestión del agua históricamente ha sido deficiente.

Este es, en definitiva, el gran reto para crear reservas de agua futura que nos permitan un desarrollo regional sustentable, donde también, inevitablemente, se debe priorizar el abasto de agua dulce potable para la población, por lo que es necesario reconvertir las actividades productivas actuales hacia otras menos demandantes de este recurso, reto que corresponde enfrentar no sólo a las autoridades que regulan y realizan esa gestión, sino también a los usuarios que lo han monopolizado y cuyos intereses constituyen el nudo central que traba las soluciones posibles a esta problemática, así como a los ciudadanos que nos interesa asegurar dichas reservas.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1023889

elsiglo.mx