La economía de Brasil vive momentos difíciles, admitió ayer la presidenta brasileña Dilma Rousseff, aspirante a la reelección, en entrevista colectiva concedida cuando faltan unos dos meses para los comicios generales.
Rousseff dijo que la desaceleración de la economía brasileña se debe a la difícil situación de la economía internacional, a su juicio la peor desde 2008, en momentos en que analistas apuntan que Brasil podría crecer por debajo del 1 por ciento en 2014. La candidata del gobernante Partido de los Trabajadores a los comicios del 5 de octubre próximo, dijo sin embargo que existe "el mismo pesimismo que había con la Copa con la economía brasileña", en alusión a una eventual exageración sobre los pronósticos.
Aseguró que pese al escaso crecimiento económico y a los altos intereses bancarios, que se sitúan en torno al 11 por ciento, la inflación no superará "el techo" establecido por el Gobierno y que terminará el año en el 6.5 por ciento.