Vigilia. Familiares y amigos de los pasajeros del buque Sewol participan en una vigilia en la escuela Danwon en Ansan, Corea del Sur.
Corea del Sur vivió con angustia y frustración el escaso progreso de las labores para rescatar a las casi 300 personas atrapadas bajo el mar en el buque Sewol, que prácticamente se dan por muertas, mientras los familiares de las víctimas han descargado su ira contra el Gobierno.
De los 475 pasajeros del transbordador, 179 han sido rescatados, mientras que 25 han fallecido y 271 permanecen desaparecidos, confirmaron las autoridades.
Las cifras oficiales han permanecido prácticamente invariables durante toda la jornada posterior al accidente para desesperación de los familiares de las víctimas y para frustración de la opinión pública de un país que está viviendo una de las mayores tragedias humanas de su historia.
Más de 500 buzos trataron sin éxito de penetrar en la nave hundida y los trabajos quedaron suspendidos por las fuertes corrientes y la nula visibilidad de las aguas sobre el suelo fangoso donde reposa volcado el Sewol, a 30 metros de profundidad, explicó el portavoz.
La dificultad para llevar a cabo el rescate, el largo tiempo transcurrido desde el hundimiento en la mañana de ayer y la baja temperatura de las aguas al suroeste del país han desvanecido casi por completo las esperanzas de hallar supervivientes.
En todo caso, el portavoz de la Guardia Costera adelantó que mañana llegarán grúas marinas al lugar para tratar de remontar el transbordador, del que sólo emerge a la superficie una pequeña porción de la parte delantera del casco.
Un total de 325 estudiantes de bachillerato, de entre 16 y 17 años, viajaban en el barco y la mayoría de ellos figuran entre el número de desaparecidos.
Sus familiares, concentrados en un polideportivo de la ciudad de Jindo, fueron tornando su esperanza en frustración a medida que transcurría sin avances esta tensa jornada hasta recibir con gritos y protestas al primer ministro, Chung Hong-won, y la presidenta, Park Geun-hye.