En estos tiempos, la realidad asalta a la ficción, porque la gente hace planes y termina no completando lo programado con los regalos y gastos de la época, así que las ilusiones se quedan solamente en eso, hablando desde luego del pueblo, de los comunes, esos que se agitan y buscan en la información si su equipo tiene a los hombres necesarios para reinstalar la esperanza popular, toda vez que ha ido desatándose las ataduras de los héroes en el exilio a los que se depositan en tierras lejanas sin que haya explicaciones de por medio, solamente aquella vieja tonada de "no entran en los planes".
No estar en el torneo corto, tampoco entraba en los planes pero cupo y don Pedro, con su tropilla, supieron ganárselo sin discusiones, tal vez sea el tiempo de buscar en la literatura otros términos al estilo del realismo mágico de García Márquez, que solía llamar a las cosas por su nombre, dejando de lado el silencio que estimula los rumores y acelera las incógnitas para avisarnos que no perdemos la capacidad de sorpresa cuando escuchamos las dudas de Marchesín, aferrado a Lanús, ¿les habrá preguntado a sus exIzquierdos y Goltz sobre lo que cobran en México? Son los detalles que envuelven a los nuevos rostros.
Hoy en día, en el futbol mexicano de sello tan mediocre con un cuadro norteño y amarillo que no hace un gol en 180 minutos y es finalista, con partidos de semis tan grises que hacen dormir a cualquiera, tan lejanos de la espectacularidad de tiempos aún recientes y tan escasos de calidad y contenido, debemos considerar que todavía la esperanza es el sueño de los despiertos y que la depresión nos invade por todos sitios, pues el futbol, el nuestro al menos, ha dejado de ser un defensor de la alegría, donde ahora los atacantes están más preocupados por defender que por desarrollar su verdadero rol en la cancha.
Todos sabemos que nada es tan ingrato como administrar el talento ajeno y si los dirigentes tomaron la decisión de exiliar a los renegados prefiriendo a Pedro, pues están en su derecho, como dueños del balón y lo que ahora corresponde es ponerle la mejor cara al futuro, verlo con optimismo, con la seguridad que nos ha distinguido porque somos gente de élite, de primer nivel, de los que han establecido condiciones y mostrado las virtudes, que no se pueden perder por un bajón que de pronto, todos tienen. Los hombres que han hecho grande a Santos van desfilando y vienen otros, como siempre, como agua de un río. Rescatemos ahora la identidad local, la que nos distingue, colocándose cada cual en lo que le corresponda, porque se quiera o no se quiera, vivimos bajo la tutela de las máscaras, a veces puedes elegirlas, pero a veces ellas te eligen a ti.
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