Unos aficionados brasileños vestidos con playeras de Alemania le regresaron las burlas a los argentinos. (AP)
Miles de aficionados argentinos al futbol se reunieron en la playa de Copacabana y luego quedaron en silencio cuando Alemania anotó un espléndido gol en tiempo extra para obtener el domingo el título de la Copa Mundial.
Más de 70 mil aficionados argentinos inundaron Río de Janeiro en días recientes, muchos viajando más de 40 horas en automóvil y al parecer todos ellos vistiendo su camiseta albiceleste y entonando cánticos de día y de noche.
"Fue traumático. Íbamos a salir cantando de victoria con la gloria de la Copa", dijo Joao Cuenca, quien tiene padre argentino y madre brasileña. "Lo que ocurrió es realmente un desastre".
Cuenca habló en el Fan Fest de la FIFA en la playa de Copacabana, donde 20 mil personas, en su mayoría argentinos, estuvieron de pie hombro con hombro frente a una pantalla gigante de televisión para mirar la final del torneo.
Se registraron algunas peleas aisladas tanto en la playa de Copacabana como en el área exterior del Estadio Maracaná, donde se realizó el juego. Al parecer las riñas involucraron a jóvenes brasileños y argentinos, acérrimos rivales dentro y fuera del terreno de juego.
La policía respondió rápidamente. Hubo una fuerte presencia de seguridad alrededor del estadio y en todo Río. Más de 25,000 policías y soldados estuvieron de guardia únicamente por el juego, según funcionarios, proporcionando el principal operativo de seguridad en la historia del país.
Daniel Brauner, un estudiante de 28 años de Hamburgo, fue uno de los pocos aficionados alemanes que observó el juego en la playa.
"Aún no lo puedo creer. Estoy muy contento por supuesto, pero no esperaba que fuera tan reñido", comentó limpiándose el sudor de la ceja con la esquina de una bandera alemana después de la victoria de su país por 1-0. "Yo esperaba 3-1 para Alemania. Sufrí, sufrí todo el partido".
El aficionado alemán Marten Caesar, bebiendo cerveza mientras celebraba con compatriotas en un bar justo a las afueras del Maracaná, dijo que "esta final fue una verdadera final".
"Un gol y se acabó. La defensiva ganó hoy y nuestra defensa lo demostró", señaló. "Ellos neutralizaron a (Lionel) Messi y Messi fue un desastre".
Dentro del estadio, líderes mundiales, incluido el presidente ruso Vladimir Putin, cuya nación será sede de la Copa Mundial en 2018, y la canciller alemana Angela Merkel, estuvieron sentados en las tribunas con el presidente de la FIFA Joseph Blatter.
Con Brasil siendo elogiado con franqueza por la manera como organizó el torneo, considerado por muchos aficionados como entre los más apasionantes en décadas recientes, las autoridades no se arriesgaron a que nada arruinara su gran día.
Alrededor del estadio Maracaná, al que asistieron 74,000 aficionados para presencial la final, montaron guardia filas de fuerzas de seguridad con uniformes camuflados y portando rifles. Los caminos fueron cerrados y helicópteros militares sobrevolaban la zona, con las autoridades brasileñas aún cautelosas luego de las protestas violentas ocurridas durante la Copa Confederaciones del año pasado.
Varios cientos de manifestantes se reunieron en una plaza cerca del Maracaná unas horas antes del inicio del juego, y se enfrentaron a la policía conforme se acercaban a los perímetros de seguridad establecidos a aproximadamente dos kilómetros (1.25 millas) del estadio. La policía disparó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para dispersar la marcha. Al final de la manifestación, la policía arrojó sin razón algunas granadas aturdidoras contra un grupo pequeño de manifestantes y periodistas, y se observó a algunos agentes golpeando a algunos manifestantes con garrotes. Al menos un fotógrafo sufrió heridas leves.
Para los aficionados brasileños, el futbol terminó de manera decepcionante con una aplastante derrota por 7-1 ante los alemanes en las semifinales, pero el torneo ha sido elogiado como un gran éxito.
"Lo hicimos bien, ¿cierto?", dijo un brasileño que caminaba a las afueras del Maracaná vistiendo la camisa amarilla de su selección.