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Analizan disminución de poblaciones de mariposa Monarca

En el invierno pasado -2013-2014-, la población que llegó a los santuarios michoacanos y mexiquenses ocupó una superficie de apenas media hectárea, cuando dos décadas antes, el promedio ocupado fue de entre seis y ocho hectáreas. (Archivo)

En el invierno pasado -2013-2014-, la población que llegó a los santuarios michoacanos y mexiquenses ocupó una superficie de apenas media hectárea, cuando dos décadas antes, el promedio ocupado fue de entre seis y ocho hectáreas. (Archivo)

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Puntuales, como cada año, las mariposas Monarca arribaron ya a los santuarios de oyameles en Michoacán y Estado de México, pero los hombres de ciencia hacen mapas imaginarios en cuanto a la extensión que cubrirán las poblaciones en este invierno.

La preocupación surge porque en el invierno pasado -2013-2014-, la población que llegó a los santuarios michoacanos y mexiquenses ocupó una superficie de apenas media hectárea, cuando dos décadas antes, el promedio ocupado fue de entre seis y ocho hectáreas.

Tras de su viaje de más de cuatro mil kilómetros desde Canadá y Estados Unidos, permanecerán en Michoacán y el Estado de México cinco meses, de octubre a marzo, sin embargo, la incógnita se hace presente sobre la extensión que cubrirán las poblaciones de monarcas.

En entrevista con Notimex, el director general de Comunicación de la Ciencia, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Carlos Galindo Leal, expuso tres factores –en discusión actualmente- como responsables de esta disminución.

El uso de agroquímicos, enumeró en primer lugar, en la zona de Estados Unidos donde se reproduce la mayoría de las Monarcas.

Allí, que es el cinturón del maíz, en los últimos 10 años se ha incrementado sustancialmente el uso de agroquímicos, para combatir las malezas en los cultivos transgénicos de soya, algodón y maíz.

Estos agroquímicos son, principalmente, herbicidas que se conocen como de amplio espectro, y básicamente lo que hace un herbicida es matar a las plantas que compiten con los cultivos que se quiere producir.

El principal se conoce como glifosato, y hay evidencias científicas que han determinado que esto elimina las plantas donde se reproduce la Monarca, el algodoncillo.

Al eliminar esta planta, las mariposas, que son muy selectivas, no tienen en donde reproducirse, ni donde poner sus huevecillos ni el alimento de las orugas.

Otro factor, agregó Galindo Leal, ha sido el deterioro de los bosques en México, pues son muchos años de tala ilegal, que se ha ido deteniendo, pero hubo una época muy fuerte de tala, la más fuerte en 2005-2007, en la zona núcleo, donde están las colonias de hibernación.

Se trata de un factor importante, porque cuando las monarcas llegan aquí -en noviembre y diciembre- baja mucho la temperatura y llueve, no tienen la protección del bosque, entonces se muren muchas, apuntó.

El tercer factor involucrado es el cambio climático, que es un problema fuerte, porque la Monarca ocupa un área gigante, desde México hasta Canadá, y a través de esta ruta migratoria hay cambios de clima que la afectan positiva o negativamente.

Los insectos son muy dependientes de temperaturas y humedades, entonces cuando hay regiones con sequía, las plantas de que depende son afectadas y baja la población; cuando hay demasiada humedad también hay problemas.

El científico de la Conabio refirió que a las Monarca el cambio climático también las afecta a través de sus plantas. En todos los animales migratorios, las migraciones se han ido sincronizado a la estacionalidad a través de la evolución.

“Una de las dudas es si con el cambio climático cambia la estacionalidad de las plantas que la Monarca utiliza, lo que, entonces, va a afectar a la migración también”, aseveró Galindo Leal.

El fenómeno migratorio de la Monarca se descubrió en 1975, después de 40 años de investigación. Un investigador canadiense se dedicó a trazar la ruta migratoria, y la colaboración de ciudadanos que se interesaron en ayudarlo, descubrieron los sitios de hibernación en México.

Hay dos migraciones: la del Oeste, en California, los sitios son pequeños, pero los más grandes, a donde llega la mayor parte de la migración, están en Michoacán y el Estado de México.

Del tiempo que vive una generación de Monarca, explicó que en las mariposas, en general, una generación dura un mes o mes y medio.

Sin embargo, en la Monarca hay un fenómeno interesante: la generación que migra a México, vive nueve meses y esa misma generación regresa al norte de México, sur de Estados Unidos.

Es decir, abundó Galindo Leal, lo que determina cuánto viven realmente es la época en que nacen.

Las que nacieron en agosto y septiembre, en época de más frío y los días más cortos, esas van a vivir más, porque las mariposas, en general, en cuanto salen de la crisálida se reproducen y estas no.

Las Monarcas migran, pasan aquí cinco meses de hibernación y en la primavera se reproducen, se aparean y vuelan hacia el norte a poner sus huevecillos en el norte de México y sur de Estados Unidos, y la siguiente generación vuela hacia el norte.

Expuso que “es como una carrera de relevos. Lo importante es que el mismo individuo que viajó de Canadá y Estados Unidos a México, regresa.

El científico Galindo Leal destacó que ya hay iniciativas, muy recientes, pues el grupo interinstitucional empezó este año, después de la petición que se hizo a los presidentes cuando fue la cumbre de líderes de América del Norte, en Toluca.

A la sociedad civil se solicitó la ayuda para ir identificando la ruta, porque se puede decir “no utilicen herbicidas o insecticidas”, pero si no están en la ruta no pueden tener nada que ver por la mariposa, dijo.

Los involucrados están en el proceso de identificar la ruta migratoria y aquí en México empieza en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas y lo que están haciendo, a través de la fotografía y de un sitio de ciencia ciudadana, es elaborar el mapa de la ruta.

Esa ruta pasa por la Sierra Madre Oriental y en la planicie costera de Tamaulipas, en cuya región costera sí se utilizan muchos agroquímicos, porque es un área productiva de cultivos, mientras en la Sierra Madre no se utilizan, pues son bosques de pinos y encinos.

La Monarca, como otras especies, divide su vida en dos etapas: en la primera son herbívoros, comen plantas (algodoncillos); y la otra parte de su vida son nectarívoros (polen y néctar de las flores).

El algodoncillo tiene sustancias muy interesantes (glicósidos cardiacos) que afectan al corazón, son los que dan protección a la Monarca y la vuelven tóxica.

Cuando las orugas de la Monarca –que hay millones, pues es la más abundante del planeta- se alimentan del algodoncillo están ingeriendo una sustancia química que las protege de sus depredadores. La Monarca tiene muy pocos depredadores, añadió.

Mencionó que otro punto importante es que son polinizadoras, pues estos millones de mariposas que viajan desde Canadá hasta México lo que van haciendo en el paisaje transmitiendo polen de diferentes poblaciones de plantas.

Allí también habría que hacer un experimento de pensamiento: qué sucedería si esas plantas no fueran polinizadas. Allí es donde nos falta información: cuáles son las plantas que dependen de la Monarca, qué tanto es su impacto como polinizadores, preguntó.

“El fenómeno de la Monarca es único en el mundo y es una maravilla, pero, por otra parte, la disminución nos está diciendo que tenemos que pensar realmente qué estamos haciendo con cosas tan importantes como nuestros alimentos”, alertó Galindo Leal.

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