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Analizan la violencia en el país

TERMINAN OVACIONADOS POR LOS ASISTENTES DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO EN GUADAJALARA

Importante. Juan Villoro, Carmen Aristegui y Lidia Cacho hablaron sobre la violencia.

Importante. Juan Villoro, Carmen Aristegui y Lidia Cacho hablaron sobre la violencia.

AGENCIA PAR

En un espacio concedido por el presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Raúl Padilla, se reunieron el escritor Juan Villoro y las periodistas Carmen Aristegui y Lydia Cacho para abordar la situación de violencia que se vive en el país.

Luego de que Raúl Padilla declarara que en la Feria "siempre habrá lugar para la libertad de expresión", el primero en tomar la palabra fue Villoro, quien habló de la "descomposición social" que atraviesa el país.

Destacó que en este clima de violencia las mujeres han jugado un papel fundamental, precisó el escritor y recordó aquellas historias de los hombres que iban a las guerras mientras las mujeres se dedicaban a preservar la vida de las familias en los hogares. Mencionó también al colectivo de mujeres denominadas "Las Patronas", que se dedican a ayudar a los migrantes.

Así, dio paso para introducir a las periodistas Carmen Aristegui y Lydia Cacho, de quienes se refirió como "dos protagonistas de lo que se puede decir y de cómo debe decirse".

Carmen, dijo Villoro para ceder la palabra a la periodista, quiere decir "poesía" y también significa "jardín". Pero en México, Carmen significa honestidad y valentía para informar, agregó.

Sobre Lydia Cacho, señaló, "no ha cerrado los ojos ante el horror". "En un mundo donde el infierno no está lejos… Que está a la vuelta de la esquina, ella abre un espacio, abre la ventana a donde no está el infierno", añadió.

Aristegui aprovechó el espacio para hablar de las distintas formas de violencia que vive el país, "ante la ola de asesinatos y desapariciones, hay que agregar que existen otras formas de violencia". Lo más brutal, expresó, "es cuando se asesina a un periodista, porque elimina el derecho a la información a la sociedad".

"Y hay que agregar las distintas manifestaciones de agresión a la prensa. Por ejemplo, vía redes sociales".

Sobre este tema la periodista matizó diciendo que no se trata de regular las redes sociales, sino que se puede observar e identificar el comportamiento de las mismas en conversaciones o foros en internet, donde cabe de todo, desde insultos hasta cualquier clase de opinión.

Pero "otra cosa es cuando un grupo de poder genera campañas con propósitos de aniquilamiento moral mediante la intervención de las redes para agredir, difamar o desvirtuar a un individuo, periodista o medio de comunicación".

Asimismo, se manifestó en torno al caso Ayotzinapa, al que se refirió como un "detonador, una sacudida y nos permitió mirarnos al espejo, hablar de ellos", dijo.

Aclaró que no es que la sociedad no estuviera al tanto de lo que ocurría, pero Ayotzinapa provocó "una ola solidaria a nivel nacional e internacional. Es una gran oportunidad para México", declaró.

Antes de pasar el micrófono a Lydia Cacho, Aristegui propuso nombrar en voz alta "a los desaparecidos, a los que no están aquí y deberían estar" y mencionó el nombre de cada uno de los 43 normalistas mientras que el público respondía "presente", para hacer simbólica la presencia de los estudiantes.

Lydia Cacho, por su parte, intervino de manera breve y realizó un recuento de la experiencia que vivió cuando denunció la red de trata infantil que operaba en México protegida por el gobierno y que puso en riesgo su vida.

"Yo preferiría haber muerto, hubiera sido mejor que me asesinaran antes que haber firmado un documento que desmintiera el caso de trata para salvar mi vida", recordó la también escritora.

Finalizó poniendo énfasis en la responsabilidad que tienen los medios de comunicación de hacer periodismo veraz y honesto. "En todas partes hay periodistas que quieren documentar la realidad. Nosotros creemos en el prestigio y no en la fama. La fama es pasajera, el prestigio nadie lo puede dar", manifestó.

También resaltó los constantes intentos de diversos gobiernos y grupos de poder de callar las voces honestas y destacó la labor periodística de la organización Artículo 19, quienes, dijo, se han dedicado a defender a los periodistas y a documentar cómo se vive el desgaste físico, emocional y económico de quienes intentan contar las verdades en este país"concluyó.

(Con información de El Informador)

'El verdadero desafío es asumir los fracasos'

En la innovación está el desarrollo, pero para llegar a éste probablemente habrá que intentarlo varias veces; en su más reciente libro, Andrés Oppenheimer presenta algunas claves para "¡Crear o morir!"

Desde hace varios años el periodista Andrés Oppenheimer ha centrado su atención en tres temas fundamentales para el desarrollo de los pueblos: innovación, competitividad y calidad de la educación. De ahí, de una serie de entrevistas con diversos especialistas, surgió una trilogía que con "¡Crear o morir!" llega a su fin; antes fueron "Cuentos chinos" (2005), que trata de la competitividad, y "Basta de historias" (2010), referente a la educación.

Las historia se ha tejido poco a poco y, de alguna manera, los libros resultan fundamentales no sólo para hacer un retrato de países con mayor desarrollo, sino para echar un vistazo en aquellos elementos que han hecho que tales naciones figuren en el mapa por encima de otros pueblos.

Así, en tres tomos Oppenheimer ha puesto sobre la mesa las claves para el desarrollo, y una de ellas es -sin duda- la innovación, que es la forma en que se puede avanzar.

La publicación, que ya se ha presentado en diversos encuentros libreros -ayer sucedió en la FIL de Guadalajara-, da cuenta de cómo América Latina se está quedando atrás por la falta de cultura en innovación. Esto, cuenta Oppenheimer, tiene que ver con la costumbre que la sociedad latinoamericana tiene de segregar a aquellos que fracasan, "desconociendo que es parte fundamental del éxito. Como los hermanos Wright, quienes crearon el aeroplano después de muchos intentos. O Thomas Edison, inventor del foco. Ellos son claros ejemplos de que el fracaso es sólo un paso más para llegar al éxito. Y es en este entendimiento donde radica el desafío de los países latinos".

Oppenheimer sustenta el título de su libro -"¡Crear o morir!"- con un concienzudo análisis de situaciones reales. Así, por ejemplo, cita el fracaso de Kodak, empresa con 140 mil empleados quebró al no atreverse a entrar a la fotografía digital, a pesar de ser pionera en el desarrollo de la tecnología. En tanto que "Instagram, con 13 empleados, se vendió en miles de dólares" simplemente por atreverse a dar un paso: "El desafío es innovar o quedarse atrás", enfatiza.

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Escrito en: Lydia Cacho

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