La afición del Corinthians protagonizó un nuevo escándalo en la liga de Brasil, luego de que algunos hinchas golpearan a Paolo Guerrero. (AP)
A escasos meses de la Copa Mundial, Brasil está otra vez en boca de todos no por su capacidad de organizador sino por la agresión de que fueron víctimas los jugadores de uno de los clubes más populares del país por parte de hinchas desencantados con el desempeño del equipo.
El ataque, ocurrido durante el fin de semana, tuvo lugar en uno de los centros de entrenamiento a ser usados durante la Copa Mundial y se produjo en medio de la incertidumbre en torno a la fecha de inicio de la temporada de liga, a raíz de demandas y denuncias de sobornos.
La imagen de Brasil ya se vio empañada por las demoras en las obras, particularmente graves en Curitiba, a la que se le podría quitar la sede porque el estadio está muy atrasado, y por brotes de violencia entre hinchas, que generan inquietud en torno a la seguridad del Mundial.
Por si eso fuera poco, un centenar de aficionados invadieron el centro de entrenamientos del Corinthians el sábado pasado tras cortar unos alambrados. Agredieron a algunos empleados del club y tomaron del cuello al delantero peruano Paolo Guerrero, haciendo que los otros jugadores se refugiasen en un vestuario y bloqueasen la entrada a la espera de la policía.
"Esto es una falla del estado brasileño", sostuvo el presidente de Corinthians Mario Gobbi el lunes. "Fue algo que conmocionó a todo el mundo y que todavía nos duele. Los equipos no pierden porque quieran perder. Son cosas del fútbol. Las autoridades son las responsables de controlar este tipo de violencia, no los clubes".
Corinthians, campeón mundial de clubes del 2012 tras derrotar en la final a Chelsea con un gol de Guerrero, amenazó con no jugar el domingo a raíz del ataque, pero al final los jugadores fueron convencidos de hacerlo por respeto a los aficionados pacíficos y a los patrocinadores. El equipo cayó 2-1 ante Ponte Preta. Fue la tercera derrota seguida del segundo club más popular de Brasil, después de Flamengo.
"No podemos aceptar este tipo de violencia. Este no es el fútbol que queremos ver en Brasil", se quejó el técnico de Corinthians Mano Menezes. "Cuando pasan cosas como estas, tienes ganas de irte a tu casa".
La violencia en los estadios fue moneda corriente el año pasado, en que un aficionado resultó herido de gravedad en enfrentamientos ocurridos en la última ronda.