Conferencia. El cineasta Alonso Ruizpalacion (izq) junto con el productor, Ramiro Ruiz y los actores Leonardo Oztigris, Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre e Ilse salas, en la presentación de la cinta.
Con aplausos y comentarios positivos fue recibida en San Sebastián, norte de España, la película Güeros del mexicano Alonso Ruizpalacios que compite por el premio Horizontes Latinos, de la 62 edición del Festival de Cine.
"Yo creo que la gente conecta con el espíritu de búsqueda de los jóvenes, al final es un 'road movie' en la Ciudad de México y creo que en el fondo, mucha gente tiene ganas de viajar y conocer detalles nuevos, incluso del sitio donde vive", dijo Ruizpalacios a Notimex.
"He platicado mucho con gente del público que nos han dicho que eso les interesa mucho, hacer un viaje adentro de la ciudad en la que uno vive y conocer los rincones que no conoce", sostuvo.
Güeros, que ganó en la Berlinale en febrero pasado el premio a la mejor Primera Película de un director, así como a la Mejor Fotografía, tuvo su primer pase, de cuatro, la noche del miércoles en San Sebastián, con un gran recibimiento.
El mexicano, quien ha dirigido programas de televisión y obras de teatro, y ha trabajado también como guionista de series televisivas, aseguró que como cineasta, a través de Güeros, conoció rincones nuevos de la Ciudad de México.
"La Ciudad de México es vasta e interminable, es una ciudad de muchos contrastes y creo que no termina de conocerla uno, pero sí parte del espíritu de la película era tratar de conocerla un poquito mejor al hacerla, ésa fue uno de los propósitos y creo que sí lo logramos", dijo.
La cinta es una "road movie" y una comedia de iniciación que homenajea la Nueva Ola francesa. El adolescente Tomás se ha vuelto difícil de manejar, por lo que su madre lo manda a vivir con su hermano mayor, que estudia en la Ciudad de México.
Tomás se ha traído un cassette consigo, parte de la herencia de su padre, con la música de Epigmenio Cruz. Cuando el trío descubre que su ídolo está en un hospital agonizando solo, deciden salir en su oxidado coche para presentarle sus respetos a la vieja estrella de rock.
La película está filmada en blanco y negro y, al respecto, el cineasta explicó que eso ayudó a temporalizar la película, lo que era necesario.
El productor de Güeros, Ramiro Ruiz, señaló a su vez que con el blanco y negro se pudo crear otra atmósfera, otra forma de ver la ciudad y "aunque pensamos mucho si era conveniente hacerla así, nos aventamos, decidimos que la Ciudad de México es una ciudad de contrastes y que hay personajes blancos y negros".
Uno de los protagonistas, el premiado actor mexicano Tenoch Huerta, expuso que la Ciudad de México es el catalizador de diversas manifestaciones y de alguna manera muestra parte de lo que sucede en todo el país.
"Hay una sola calle que divide una zona en la que de un lado están los edificios de multinacionales y del otro casas construidas con cartón", refirió.
Güeros, anotó, "es un homenaje a nuestra ciudad, que a la vez puede tener un rostro feo y uno muy amable, pero es una ciudad generosa y amorosa".
Vermut presenta su filme Magical girl
Con la técnica de llevar al espectador a reírse de cosas que en realidad son abominables, el cineasta Carlos Vermut presentó en San Sebastián su película Magical girl, con la que compite en la Sección Oficial del Festival de Cine de esta ciudad norteña.
En conferencia de prensa en el Kursaal, principal sede del certamen cinematográfico, Vermut aseguró que "me gusta poner al espectador en debates morales consigo mismo y a los personajes en situaciones extremas. Me parece emocionante. "Me gusta combinar lo trágico con lo cómico, porque la realidad no distingue géneros", dijo.
En la película, "Alicia", una niña enferma, sueña con el vestido de la serie japonesa Magical Girl Yukiko. "Luis", su padre, hará todo lo que esté a su alcance para conseguirlo. Su destino se cruza con el de "Bárbara", una atractiva joven con desórdenes mentales, y con el de "Damián", un profesor retirado de todo menos de su tormentoso pasado.
Todos ellos quedarán atrapados en una red de oscuros chantajes, en la que instintos y razón se debatirán en una trágica lucha. Vermut aseguró que "confío mucho en los actores, prefiero que ellos completen la película desde su manera de ser y que el espectador también sea activo".