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Apoya, no castigues

GENARO LOZANO

México lleva varias décadas equivocado con una estrategia de combate a las drogas que no ha hecho otra cosa más que criminalizar a los consumidores de drogas, dejar cientos de miles de muertes, miles de desaparecidos, violencia macabra, éxodo de familias y que no ha beneficiado más que a los productores de armas que le venden a nuestro país la maquinaria bélica para la llamada "guerra contra el narcotráfico", que se convirtió en una conveniente narrativa legitimadora del poder durante el sexenio de Felipe Calderón y cuya intensidad no ha bajado con el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Ese enfoque prohibicionista es el que se ha aplicado en varios países de América Latina, el sudeste asiático y en el Norte africano desde que en 1971 el entonces presidente estadounidense Richard Nixon declarara el abuso de drogas como el "enemigo público número uno" de Estados Unidos.

Hoy en Estados Unidos tal discurso prohibicionista se ha relajado, ya no son las drogas, ni mucho menos el comunismo, quienes llevan ese título, hoy es el terrorismo internacional el principal "enemigo público" de Washington, al tiempo que en varios estados las policías han dejado de perseguir a los consumidores de drogas y, ya sea porque lo decidieron los votantes en referenda o los legisladores en los congresos locales, varios estados han regulado el mercado de la marihuana, ya sea por motivos medicinales o recreativos. Lo mismo ocurre en Uruguay, España, y en los Países Bajos.

A paso lento, pero seguro el debate sobre el combate a las drogas alternativo, que no criminalice al usuario de drogas y que vea el problema más como uno de salud, va ganando terreno y no solo en Europa y en Estados Unidos, sino en México y América Latina también.

Justo por ello, varias organizaciones de la sociedad civil celebran cada 26 de junio la campaña "Apoya, no castigues" para inducir un debate a nivel mundial sobre la política prohibicionista de combate a las drogas y exigir una alternativa a la misma. Ese día se escogió porque precisamente el 26 de junio la ONU celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas y este año se realizaron varios eventos en todo el mundo. En México la organización Espolea, Jóvenes que dejan huella convocó a una mesa de diálogo con expertos en el tema y tuvo como invitados a los diputados Vidal Llerenas y a Fernando Belaunzarán, ambos impulsores de sendas iniciativas en la Asamblea Legislativa del DF y en la Cámara de Diputados para regular la producción y consumo de la mariguana en la Ciudad de México.

Una de las críticas que hacen los organizadores de esta iniciativa en México se centra en el trato que la estrategia prohibicionista hace del consumidor de drogas como un delincuente, sin hacer distinciones. Por ello, estas organizaciones denuncian que el gobierno mexicano destinó entre 2006 y 2012 más de 790 mil millones de pesos en el uso de la fuerrza contra el narcotráfico, parte medular de la estrategia prohibicionista, y solo 24 mil millones de pesos empleados en prevención de adicciones y en tratamiento para los usuarios de drogas.

El enfoque prohibicionista está perdiendo la batalla contra las drogas. Nunca lo ganará. Prácticamente hoy en día es imposible ir a una discoteca o bar en la Ciudad de México y que no haya ahí un vendedor de drogas, de todas. Las drogas están en las calles, pese a las tanquetas que las combaten en los estados y es una realidad que como sociedad tenemos que enfrentar.

Por ello, no está de más tener un mercado regulado de la marihuana en la Ciudad de México, un mercado que permita controlar quiénes la producen y con qué calidad. Un enfoque regulado del mercado de la marihuana que también destine muchos más recursos a la prevención de adicciones. Un mercado que le permita a los pacientes con enfermedades terminales poder consumir marihuana con fines médicos. Un mercado que proteja a los consumidores de drogas tal y como también se intenta proteger a los consumidores de la sustancia legal que más daño le hace a millones de mexicanos: el alcohol y que todavía hoy sigue ofreciéndose de forma adulterada en miles de establecimientos en todo el país.

Regular el mercado de la marihuana no es la solución al problema de la violencia en México, y eso lo saben expertos como Luisa Conesa y Zara Snapp, pero sí significaría una mejor opción a lo que tenemos hoy en día. Un país en el que las drogas no reguladas están al alcance de millones de mexicanos, sin control alguno. Regular el mercado de la marihuana en la Ciudad de México es una alternativa a probar como experimento para el resto del país. Solo falta que Miguel Ángel Mancera le dé el golpe a los argumentos de la página apoyanocastigues.mx, en lugar de comprarse la política del policía prohibicionista.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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