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Apuntes Mundialistas

Eduardo Sepúlveda

Van 11 partidos del Mundial, 37 anotaciones, cero empates, cinco remontadas, varias sorpresas y muchos errores arbitrales.

En Brasil 2014 ha habido emociones y goles dentro de los estadios; protestas y heridos en las calles.

¿Cómo el país más alegre del continente puede no disfrutar al 100% la máxima fiesta deportiva siendo su principal exponente y ganador?

Hace unos días me compartieron un video donde el comediante inglés John Oliver expone argumentos sobre lo terrible que es la FIFA y las implicaciones que ha tenido la realización de este torneo en un país como Brasil. Aunque dice que lo peor llegará en Catar, donde la esclavitud se practica dentro del marco legal.

Para empezar nos dice: "a todos nos gusta la salchicha, pero no queremos saber de dónde viene". Y puede que tenga razón.

El futbol es un deporte popular en el mundo. Su práctica inspira a las masas. Pero poco a poco se ha convertido en un negocio gigantesco. Se ha explotado hasta el cansancio y se vende tanto en países ricos como pobres. Con los primeros no hay problema, tienen para pagar, pero los segundos muchas veces no tienen ni para comer; sus habitantes descuidan temas trascendentes por estar "ocupados" con un juego.

En otras palabras, nos enojamos más cuando pierde la Selección que cuando nos meten un nuevo impuesto. Hacemos marchas para que no se lleven al equipo de casa, pero no para exigir justicia en muertes de inocentes.

Cambiar esa idiosincrasia, esa forma de proceder en México, no es sencillo. Es algo que se arrastra de tiempo atrás. Y no será tema en esta ocasión.

En Brasil no aguantaron más. ¿Cómo es posible que el gobierno gaste millones y millones de dólares para realizar la fiesta del futbol y no invierta en combatir la pobreza?

Menciona Oliver que la FIFA obligó a Brasil a vender cerveza en los estadios (algo que había sido prohibido en ese país para evitar violencia durante los partidos) sólo porque una de las marcas patrocinadoras del Mundial es una cervecera.

¿Cuánta corrupción, cuántos intereses hay detrás de una Copa del Mundo? Difícil saberlo. Pero como la salchicha: nos gusta y no queremos saber de qué está hecha.

El Mundial comenzó con un autogol por parte del equipo local, algo que no ocurría desde 1970. Sí, en México, y gracias a Neymar y al árbitro, la "verdeamarela" le dio la vuelta al marcador y todos felices (menos croatas y protestantes, obvio).

Ese inicio turbio me hace pensar que pese a las dudas, veremos a Brasil por lo menos en semifinales, o en la final. Y me recuerda al Mundial de 2002, donde un "sorprendente" equipo de Corea llegó a semifinales. Es ahí, incluso en lo deportivo, que la FIFA nos hace dudar.

Luego aparece el joven Campbell con Costa Rica para retar a los grandes con su irreverencia y la magia del futbol nos atrapa de nuevo.

¿Y qué más da? ¿Vamos a cambiar al mundo? México ganó su primer partido y eso a muchos les alegra el día y les llena de ilusión (aunque México no vaya a ser campeón). Hoy, por ejemplo, juega mi favorito, al que vi campeón en el '90

Y que como equipo me ha dado más satisfacciones que México. ¿Qué le vamos a hacer?

Twitter: @Foko_54

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