El británico Jamie Nicholls compite en la primera manga de la fase clasificatoria de la disciplina Slopestyle de snowboard. (EFE)
Estos son unos Juegos Olímpicos realmente atípicos, en los que el miedo al terrorismo, la polémica por una ley "anti gay", matanzas de perros callejeros y un rosario de reportes sobre hoteles incompletos para la prensa han relegado a un segundo plano la ambición de Rusia de proyectarse como una nación moderna.
Más que hablar de favoritos para ganar medallas y admirar las instalaciones que han convertido los Juegos de Invierno de Sochi en los más caros de la historia, muchos se preguntan si realmente ha sido prudente haber viajado a este ciudad rusa en la costa del Mar Negro. ¿Para qué tanta zozobra?
Desde que uno se baja del avión, se puede apreciar lo que busca el anfitrión: exhibir el cuantioso gasto de dinero para transformar esta ciudad, la única en Rusia con clima y vegetación subtropical.
Aquí es donde el presidente Vladimir Putin quiere decirle al mundo, comenzando con la ceremonia de apertura hoy viernes, que Rusia es un actor de primer orden.
Pero esa grandiosa visión se ha visto abrumada por señales de mal agüero.
No hay amenaza que asuste más que el terrorismo, con menciones de la presencia en la ciudad de las llamadas "viudas negras", las mujeres que buscan cobrar venganza por esposos y familiares muertos en la ofensiva de Rusia contra la insurgencia musulmana en regiones próximas.
No muy lejos de Sochi se encuentra Dagestán, el lugar de nacimiento de los dos hermanos señalados como los perpetradores de los ataques con bombas en el maratón de Boston. También está Chechenia, teatro de dos guerras en las últimas dos décadas. Y Volgogrado, la ciudad donde dos atacantes suicidas se cobraron 34 vidas al estallar explosivos en tranvías.
Se ha traído a colación el recuerdo de hace una década, cuando la insurgencia ocultó una bomba en un estadio cuando se llevaba a cabo su construcción. Al llegar el día de la inauguración, la bomba estalló justamente en el acto de apertura, matando al presidente respaldado por el Kremlin y el padre del actual gobernante.
Pareciera que todos los días surge una preocupación adicional. El miércoles, el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos le advirtió a las aerolíneas que vuelan a Rusia que deben estar pendientes a la colocación de explosivos escondidos en los tubos de pasta de dientes.
Putin y otros funcionarios rusos han tratado de apaciguar la amenaza.
Seguridad
El tema central hasta ahora no ha sido lo deportivo:
■ Decenas de miles de soldados y policías han sido movilizados para salvaguardar las sedes.
■ Los rusos buscan que la atención gire en torno a los casi 3 mil deportistas.
■ Doce disciplinas conforman el programa de competencias, con 98 títulos por dirimir.