El tema parece obligado. El lunes pasado, El Siglo de Torreón, dio a conocer en un reportaje la brecha de enorme desigualdad que se ha ido generando en la creación de empleos formales entre las capitales de Durango y Coahuila, contra las fuentes de trabajo que se han generado tanto en Gómez Palacio, Durango, como en Torreón, Coahuila.
Las cifras más que desequilibradas terminan siendo hasta escalofriantes: en Saltillo se generaron de 2007 a hoy 4 empleos por cada uno que se creaba en Torreón; pero Gómez Palacio ha crecido con casi cinco mil empleos mientras que en La Perla del Guadiana se han alcanzado casi los 28 mil. Esto quiere decir una relación de casi 6 a uno.
Ya con las números sobre la mesa, no se puede decir otra cosa que realmente los gobiernos, primero de Ismael Hernández Deras por el lado duranguense y del profesor Humberto Moreira, por el lado de Coahuila, cuando corría el año de 2007, sabían y habrían permitido que las condiciones que empezaban a acentuarse en lo dispar de los trabajos formales entre La Laguna y sus ciudades capitales fueran agravándose hasta generar la enorme distancia que hay en uno de los renglones más importantes que pueda haber para medir el desarrollo, y esto por supuesto es el empleo.
Habiendo trabajo, muchos de los problemas del ámbito económico y social encuentran mejores soluciones. Eso lo sabe cualquier político que se precie de serlo y es más, cualquier persona que tenga sentido común; por eso, lo que iniciaron Humberto e Ismael y que desde 2010, en el caso duranguense, el gobernador actual Jorge Herrera Caldera, y desde diciembre de 2011, el licenciado Rubén Moreira, no han hecho gran cosa para revertirlo; es prueba suficiente para que los laguneros sepamos claramente que hemos sido y seguimos siendo, tratados como de segunda.
Al brotar estos datos duros que revelan lo injusto que hemos sido tratados los laguneros, sin distingo de cual lindero del Nazas vivamos, el gobernador coahuilense pronto salió a la escena pública a tratar de justificar o tamizar la información que ha proporcionado el Instituto Mexicano del Seguro Social, órgano que por ley, debe ser notificado de cualquier fuente laboral que se abra, siempre que se esté tratando de un empleo formal. Precisamente, don Rubén alegó que en la distancia que existe entre el empleo de la región sureste del Estado, que comprende los municipios de Ramos Arizpe, Arteaga, General Cepeda y por supuesto, la capital Saltillo, no es tal proporción, ya que en la Comarca Lagunera mucho del empleo creado proviene del sector agropecuario, y en muchas ocasiones ese gremio suele no registrar a sus empleados ante el IMSS.
Claro que debe tener parte de razón o bien ser un atenuante de la distancia, pero no se le puede aceptar como saldado eso a Moreira, porque desde el cristal donde se vea, la distancia entre los buenos empleos creados en Saltillo y anexas, versus lo que aquí se ha generado, ya sea en calidad como en cantidad, no tiene proporción alguna, y eso no es justo.
Pero bueno, con o sin razón, el mandatario coahuilense trata de encontrar una explicación a lo que es muy claro, pero al menos se ocupa. No así el contador público Herrera Caldera, que junto a su equipo de gobierno, sabe que en La Laguna de Durango son meros siervos mansos que nunca osarán increparlo por tan marcada distinta manera de gobernar para la capital del estado, que para cuando lo hace para el resto del estado, y eso obviamente significa Gómez Palacio y Lerdo.
Ahí están las cifras, y si esto no se revierte, dentro de pocos años el colapso como la otrora Comarca modernista que algunos creímos que lo éramos, no será más que un gran rancho grandote, en tanto, miramos cómo los gobiernos estatales consolidan y aglomeran inequitativamente, lo mejor para las ciudades sedes de los poderes estatales. Mayúsculo atropello.