El derribo de un avión comercial en Ucrania elevó la tensión entre Estados Unidos y Rusia.
El presidente estadounidense Barack Obama afirmó ayer que el misil que el jueves derribó el Boeing 777 del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, con 298 personas a bordo, fue disparado desde una zona controlada por rebeldes prorrusos que buscan independizarse de Ucrania.
"Sabemos que esto no ha sido un accidente. No habría sido posible sin el apoyo ruso", aseguró el mandatario.
Obama pidió tiempo para determinar el culpable del ataque y avisó que será necesaria una investigación internacional para identificar a los responsables.
En tanto, el gobierno de Rusia y los separatistas ucranianos negaron cualquier implicación en la tragedia.
El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, incluso responsabilizó a las autoridades de Ucrania por no haber cerrado el espacio aéreo en una zona de combate.
"Cualquier persona normal se planteará por qué los controladores aéreos ucranianos han mandado a un avión a una zona de combate, una zona donde la aviación se utiliza para ataques, sobre todo contra objetivos civiles", dijo Churkin durante una sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Ayer el portal RT dio a conocer que el avión que cubría la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur volaba a una altitud más baja de la planeada porque lo habían exigido los controladores aéreos ucranianos, según un representante de Malaysia Airlines.
Por otra parte, según diarios ingleses, en el avión viajaban unos 100 científicos especialistas en VIH, entre ellos el holandés Joep Lange, al Congreso Internacional sobre Sida a celebrarse en Melbourne, Australia.
[INTERNACIONAL 10A]
