Empecemos por definir el significado de la palabra: los bárbaros son los violentos y crueles, aquellos clasificados como mal educados y groseros, los brutos y los imprudentes. Los que cometen barbaridades y entre nosotros, para nuestra desgracia, tenemos muchos de esos incrustados en todos los niveles sociales y laborales.
Existen bárbaros criminales, los que contrabandean, secuestran, extorsionan y asesinan, pero igual hay otros que incrustados en los medios políticos han corrompido la profesión hasta confundirnos haciéndonos pensar que político y antiético tienen el mismo significado; también incluya en la definición a los groseros del sector productivo, hombres y mujeres que han ayudado a establecer la incompetencia nacional lucrando y abusando en cuestiones de productividad y responsabilidad cívica incrustado en los medios.
Cuando pensábamos que pocas cosas -en temas de inseguridad- nos podrían sorprender, pensando que ya habíamos tocado fondo en el problema, reaparece una nueva forma de salvajismo en el estado de Guerrero, donde fueron balaceados estudiantes y deportistas, luego decenas de estudiantes normalistas raptados, mismos que están declarados como desaparecidos hasta el día de hoy.
Días después, de nueva cuenta reaparece la brutalidad y son atacados estudiantes de una universidad privada, hiriendo gravemente a uno de ellos.
Nada nuevo en nuestros usos y costumbres de salvajes; no olvide a los inmigrantes atacados y asesinados en el norte de Coahuila, enterrados en fosas clandestinas y cuyo número aún no pueden determinar.
También piense en las tumbas clandestinas que a lo largo del territorio nacional se han y seguirán descubriéndose.
Si quiere viajar al pasado haciendo uso de su memoria, traiga al presente lo sucedido en 1968, cuando se dio el movimiento nacional que incluyó a estudiantes, trabajadores y amas de casa, con la desaparición de un número no determinado de personas que protestaban por las condiciones de vida y que fueron asesinados en Tlatelolco, otros "levantados" y también muchos desaparecidos. Para quienes vivimos en esas épocas, quedamos marcados por uno de los hechos sangrientos y más dolorosos de nuestra historia, del que aún no tenemos saldos exactos.
Luego, cuando por el movimiento social calculábamos que el alto costo humano había dejado "ganancias sociales", se volvió a presentar el barbarismo, aunque en menor escala, en el año 1971, cuando hordas de salvajes entrenadas y armadas con varas y hasta armas de fuego, volvieron a agredir a universitarios que protestaban en pleno Paseo de la Reforma en la ciudad de México. D.F.
Usted puede recordar en nuestro más antiguo pasado la presencia de los salvajes y, como en el mundo, las reacciones humanas que ante ellos han estado presentes, exhibiendo nuestros instintos de sobrevivencia ante los deseos de ejercer dominio y poder.
Ese tipo de respuesta humana -que finalmente lo es, aunque no sea lo más dignificante- ha sido definida con el término de bárbaro, recordando a las hordas salvajes que en el siglo sexto de nuestra era atacaran y derrotaran a los imperialistas romanos y de ahí se extendieran por la Europa Occidental.
Los hechos de los últimos días han llamado la atención del mundo.
La prensa internacional se ha encargado de exhibirnos como bárbaros, provocando la reacción y sentimientos negativos hacia nuestro país, aún cuando la inmensa mayoría seamos ajenos a esa triste realidad y además estemos sometidos a tales actos de barbarie.
El efecto ha llegado a niveles insospechados y tendrá repercusiones en muchas de nuestras actividades nacionales.
Empiece por avergonzarse al recibir tal calificativo de parte de embajadores europeos que, en conjunto, exigen el respeto a los más elementales derechos humanos. De hecho, el que nos recriminen ser incapaces de asegurarlos, entre ellos el de la vida, es de por sí denigrante.
El efecto político es grande, de inicio se pensó afectaba a los líderes de los estados casi anárquicos, ahora reconocemos por el grado de firmeza en las declaraciones de los homólogos en otros países, que denigra a todo el sistema político mexicano, incluida la Presidencia de la República.
En el plano económico las evaluaciones de seguridad para la inversión han sido afectadas más allá de la social, van hasta la capacidad que pudiéramos tener para sostener compromisos internacionales, incluidos los pagos de deuda y el respeto a la propiedad privada.
En lo turístico, área de oportunidad que no hemos sabido aprovechar, seremos afectados al dejar de recibir vacacionistas extranjeros por las advertencias del peligro que corren sus personas y posesiones.
La situación es grave y la barbarie de unos cuantos nos están afectando a todos, con consecuencias que deberemos afrontar a través de largos períodos de tiempo.
Cuando el Presidente de México habló de que percibía falta de institucionalidad en algunos estados, sin duda no fue asesorado para dimensionar la realidad: la debilidad de las instituciones en todo territorio nacional nos están llevando, cada vez más, a la ingobernabilidad. ¿Qué opina?
ydarwich@ual.mx