Historia Brasil

Brasil, la 'bestia negra' de Suecia en Copas del Mundo

El problema del combinado europeo era que, contra los brasileños, nunca tuvieron suerte. (ARCHIVO)

El problema del combinado europeo era que, contra los brasileños, nunca tuvieron suerte. (ARCHIVO)

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Hace dos décadas, en Detroit y en Los Ángeles, un equipo europeo conocido de los brasileños intentó romper un tabú que comenzó el 19 de junio de 1938, en el estadio municipal de Burdeos, Francia, durante la tercera Copa del Mundo de futbol cuando el equipo sudamericano venció 4-2 a Suecia.

Ese día de lluvia intermitente y en cancha lodosa, Brasil remontó un 2-0 con goles de Romeu, Perácio y un doblete de Leónidas da Silva, en una victoria que resultó insuficiente para los amazónicos, serios aspirantes a finalistas y que ganaron ese día el tercer lugar del mundial de 1938.

En 1994, el cronista y narrador brasileño Paulo Planet planteó tres sencillas preguntas, relacionadas con ambos rivales: 1) ¿Qué adversario se llevó la mayor goleada de Brasil? 2) ¿En qué equipo jugaba el portero que recibió 12 goles de la selección brasileña en dos partidos? 3) ¿Cuál es el cuadro que ha sufrido el mayor número de derrotas ante los brasileños?

Las respuestas: 1) Suecia, masacrada 7-1 el 9 de julio de 1950, con cuatro tantos de Ademir Menezes, dos de “Chico” y uno de “Maneca”; por los suecos, Andersson anotó de penal. 2) En Suecia, y el arquero fue Svensson, el mismo del 7-1, quien también participó en la final de 1958, cuando Brasil ganó 5-2 su primer cetro mundial en el estadio Rasunda de Estocolmo. 3) Suecia, derrotada cinco veces: en 1938, 4-2; en 1950, 7-1; en 1958, 5-2; en 1990, 2-1; y en 1994, 1-0.

Brasil inició su participación en el Campeonato Mundial de Italia 1990 con victoria sobre Suecia en el estadio de los Alpes de Turín, alineando a Taffarel, Mozer, Ricardo Gómes, Mauro Galvao y Branco; Jorginho, Dunga y Alemao; Valdo, Careca y Muller.

La maldición de los suecos se había roto a medias (1-1) en Argentina 1978, el 3 de junio con una anotación de Sjoberg, seguida por el empate de Reinaldo, Su Eminencia goleadora en el Atlético Mineiro de la década de 1970, en el único partido en que la “verdeamarela” salió del campo profiriendo insultos y culpando al árbitro por la igualada.

En actitudes deportivas que ya eran reconocidas universalmente, algo así nunca había ocurrido en 66 juegos a lo largo de 14 campeonatos mundiales, en los cuales Brasil había participado hasta entonces.

Y es que luego de un tiro de esquina que “Zico” remató con la cabeza, el juez Clive Thomas, del País de Gales, anuló el gol que hubiera significado la victoria brasileña, bajo el supuesto de que había pitado el final del juego, cuando el balón aún estaba en el aire.

El 28 de junio de 1994 hubo otro empate con anotaciones de Kennet Andersson y Romario de Souza, haciendo válido el pronóstico dado por el técnico brasileño Carlos Alberto Parreira, quien fue el primero en reconocer la eficacia de Suecia.

El seleccionador que hizo monarca a Brasil en Estados Unidos observó que, para asistir al evento mundialista, Suecia se había clasificado brillantemente ante Francia y Austria, a los que dejó fuera.

Curiosamente, brasileños y suecos usan el mismo color en sus camisetas –como locales y visitantes-, en azul y amarillo, amarillo y azul, tonalidades que, en el caso de los europeos, fueron portadas hace 20 años por una escuadra notable, compuesta por Ravelli, Nilsson, Andersson, Kamark y Ljung; Schwartz y Mild; Ingesson, Larsson, Thern y Brolin.

Parreira también se percató de que resultaron los rivales más difíciles en la primera fase del evento estadounidense y que, gracias a sus buenos resultados previos, en amistosos y eliminatorias, el equipo nórdico ocupaba un merecido tercer lugar en el ranking de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), sólo atrás de Brasil y Alemania.

Y volvieron a medirse en dicha cita del orbe, en semifinales, el 13 de julio de 1994 en Los Ángeles, donde Romario marcó el solitario gol para la victoria de su equipo y el boleto a la final, además de propinar un nuevo revés a los suecos.

El problema del combinado europeo era que, contra los brasileños, nunca tuvieron suerte: de un total de 11 confrontaciones antes de 1994, ganaron dos en amistosos: en 1973, 1-0; y 2-1 en 1989, ambos como anfitriones.

Hay una pregunta más que se suma a la prueba de conocimientos de Paulo Planet sobre las estadísticas y hechos ocurridos en Campeonatos del Mundo: ¿Cuáles fueron los dos países que perdieron una gran final en casa?

Brasil (1-2) ante Uruguay, el 16 de julio de 1950, en el celebérrimo “Maracanazo” que impidió a los locales ser monarcas mundiales por primera vez, difiriendo ocho años esa posibilidad.

Y Suecia, ante Brasil (2-5), el 29 de junio de 1958, cuando un “niño-maravilla” de nombre Edson Arantes do Nascimento, hizo su aparición a los 17 años, abriendo para Brasil una época brillante que, cuatro años después, sería refrendada en Chile por Manoel Francisco dos Santos “Garrincha” y Amarildo Tavares, quienes asombraron al mundo con su fenomenal manera de jugar al futbol.

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Escrito en: historiabrasil

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