Romario, Bebeto y Jardel podrían integrar una delantera de lujo, pero son noticia por haber sido electos, junto a cantantes, exconcursantes de ediciones de Gran Hermano o incluso payasos analfabetos, en los comicios de Brasil.
En un país en que los futbolistas tienen elevada popularidad, el mejor ejemplo de las facilidades para saltar de la cancha a la política lo ilustra el exjugador brasileño Romario de Souza Faria, quien militó en las filas de F.C. Barcelona y PSV Eindhoven.
Hasta la fecha diputado en el Parlamento estatal de Río de Janeiro, el “baixinho”, considerado uno de los mejores delanteros de toda la historia, fue electo la víspera senador, con una votación récord.
Afiliado al Partido Socialista Brasileño (PSB) desde 2009, Romario recibió casi 4.7 millones de votos e integrará el Senado brasileño, desde donde probablemente seguirá sus críticas contra el gasto gubernamental en la Copa del Mundo y las Olimpiadas de Río 2016.
Lejos de ser una excepción, su excompañero de selección en la victoria del Mundial de Estados Unidos en 1994, Bebeto, exintegrante del club español Deportivo de la Coruña, también fue elegido diputado estatal por Río de Janeiro.
La lista de deportistas o personalidades vinculadas al deporte que fueron electas es amplia: Mario Jardel de Almeida Ribeiro (delantero de clubes como Oporto, Sporting de Lisboa, Alavés), el judoca João Derly (dos veces campeón del mundo) o el expresidente del Corinthians, Andrés Sanchez, entre muchos otros.
Serán diputados federales incluso personalidades que, sin experiencia en cargos públicos, aprovechan su popularidad o aparición en programas de televisión para recabar apoyos.
Por ejemplo, el vencedor de “Gran Hermano Brasil edición 5”, Jean Wyllys, logró 144 mil votos por un puesto de diputado federal por Río de Janeiro, y el presentador Wagner Montes recibió otros 208 mil sufragios.
En un país en que la entrada política suele suponer jugosas oportunidades de ascensión profesional, son miles los candidatos que se presentan en todo el país con las propuestas más rocambolescas con el objetivo de lograr apoyo popular.
El caso del payaso Tiririca es paradigmático: convertido en 2010 en diputado federal por Sao Paulo con el eslogan “no puede ser peor”, fue reelecto este domingo con la cifra de un millón de votos, el segundo diputado más votado de todo el país.
Analfabeto hasta 2010 y presentándose ante el electorado con peluca y nariz roja, Tiririca tuvo que aprender a leer y escribir para asumir sus funciones, aunque en cuatro años jamás tomó la palabra en los plenarios.