Inicio. Leo Brouwer se presentó anoche junto a la Camerata de Coahuila en el Teatro Isauro Martínez.
Un talento especial. Leo Brouwer es un gran compositor contemporáneo, pero como director de orquesta tiene la virtud de hacer brillar las agrupaciones con ese toque especial que siempre lo ha caracterizado, y así lo demostró una vez más anoche en el Teatro Isauro Martínez durante el concierto que ofreció con la Camerata de Coahuila, en el marco del Festival de Guitarra del Noreste.
Si un grupo instrumental de Camerata de Coahuila es fuerte, son las cuerdas. Por eso, durante los cuatro movimientos de "Canciones remotas para orquesta de cuerda", el compositor y director cubano logró un inicio de concierto impecable. Con la misma serenidad que toma la batuta o la guitarra, Brouwer agradeció a los laguneros por invitarlo una vez más a compartir su música.
Una segunda obra de gran fuerza, vida y color caribeño, oda al triunfo de la Revolución Cubana, dejó ver la genialidad del gran Leo, a través de su obra más popular para orquesta sola. Obra donde de nueva cuenta lucieron las cuerdas y las percusiones, con una gran actuación del músico residente de la orquesta coahuilense, Ricardo Jáuregui.
Después del intermedio aparecieron en el escenario del Martínez el guitarrista peruano Jorge Caballero, solista invitado, y el maestro Brouwer para interpretar el "Concierto de Toronto". Sin dejar a un lado su raíz cubana, pero acentuando lo que él mismo ha denominado como un hiperromanticismo, Brouwer se lució anoche en el Isauro Martínez como director y con el lujo que pocos tienen en el mundo de dirigir sus propias obras.
Agilidad, brillo y seguridad, fue una constante en la actuación del solista invitado al concierto, Jorge Caballero. El guitarrista peruano no sólo demostró que conoce la obra de Brouwer, compositor que tuvo enfrente anoche con la batuta, sino que fue acertado al ponerle su particular sello a la obra.
"No sé qué tiene el maestro Leo Brouwer que hace sonar mejor a la Camerata", dijo uno de los estudiantes de música que asistió al concierto, mientras aplaudía a la leyenda viva de la música cubana, quien fue despedido de La Laguna entre ovaciones de reconocimiento, en un teatro que contó con buena asistencia y que la mayoría del público eran jóvenes.