En Dallas. Retrato del mexicano Felipe Calderón en la primera exposición como pintor del expresidente George W. Bush.
El expresidente de Estados Unidos George W. Bush explicó ayer que su relación con el entonces primer ministro ruso Vladimir Putin empeoró con los años y le recriminó, con cierta dosis de humor, haber humillado a su perro Barney.
Coincidiendo con la inauguración, de una exposición de pinturas del expresidente en Dallas, el político estadounidense concedió una entrevista exclusiva a su hija Jenna Bush Hager, que es reportera de la cadena NBC y con quien recorrió su muestra de treinta retratos que hizo de líderes mundiales, incluido Putin.
"Vladimir Putin, sí, me reuní con él mucho durante la presidencia. Llegué a conocerlo muy bien. Tuve una buena relación, que se hizo más tensa a medida que pasaba el tiempo", dijo Bush ante el retrato que pintó del político ruso.
El artista novel dijo creer que el retrato, hecho a partir de una fotografía, consigue reflejar que Putin percibe "en muchos sentidos a los Estados Unidos como un enemigo" y que plantea la relación entre ambas potencias como una competición en la que uno tiene que ganar y el otro perder.
POCA DIPLOMACIA
Bush demostró que la diplomacia también reside en los detalles y, con cierta ironía, se mostró molesto con el trato que Putin dio a Barney, el perro de los Bush, que ocupa un "sitio especial en el corazón" del expresidente.
"Se lo presenté a Putin", contó sobre Barney. "Y Putin como que lo humilló. ¿Llamas a eso un perro?", recordó Bush las palabras del líder ruso con cierta ironía.
Y añadió que, en una visita a Rusia, Putin le presentó a su mascota: "Era un enorme perro, obviamente mucho mayor que un Terrier escocés. Y Putin me mira y dice: 'Más grande, más fuerte y más rápido que Barney'".