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Cambios climáticos

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Hace algunos años, integrantes de la asociación civil Biodesert y productores del Ejido La Soledad, nos encontrábamos reunidos en torno a una extraña mesa redonda totalmente de piedra, allá donde los estados de Coahuila, Durango y Chihuahua se intersectan en la Reserva de la Biosfera de Mapimí. La mesa era muy alta y tenía un diámetro de más de un metro, la charla, si recuerdo bien, era sobre los trabajos de mejoramiento de los agostaderos del ejido. Pronto nos dimos cuenta que aquella mesa tenía algo especial y cuando preguntamos, la repuesta de los ejidatarios nos dejó mudos por la sorpresa, teníamos los mapas de la zona sobre el tronco de un árbol petrificado.

Yo no sé si aquel pedazo de piedra fue llevado desde otro lugar cercano, o si ya se encontraba allí, el punto es que aquellos terrenos áridos y semiáridos, probablemente fueron, en alguna época remota, frondosos bosques y con abundante agua.

Existen muchos antecedentes al respecto, lo que hoy conocemos como el Desierto del Sahara por ejemplo, hace apenas unos cuantos miles de años tenía lagos y ríos, y una gran cantidad de habitantes.

En un número reciente de la revista National Geographic, se publicó un excelente artículo sobre el descubrimiento que hicieron un arqueólogo y una palinóloga de la Universidad de Tel Aviv, y un geólogo de la Universidad de Bonn. Estos investigadores desentrañaron el misterio que rodeaba a la caída de la Edad de Bronce, en la que, en un período relativamente corto, se derrumbó "el imper io hitita, el Egipto de los faraones, la cultura micénica en Grecia, el Reino de la producción de cobre ubicado en la isla de Chipre, el gran emporio del comercio de Ugarit en la costa de Siria, y las ciudades-estado cananeas bajo la hegemonía egipcia. Todo desapareció y sólo después de un tiempo fueron reemplazados por los reinos territoriales de la Edad del Hierro, entre ellos Israel y de Judá".

Por mucho tiempo se pensó que las causas de tales pérdidas, eran las guerras, las enfermedades y los desastres naturales que siempre aparecen sin avisar. Ahora sabemos que la causa fue una terrible sequía o como los científicos la llaman: "una sucesión de sequías graves en un período de 150 años desde 1250 a. de C. hasta el 1100 a. de C."

El estudio es espléndido no sólo por sus resultados sino también por las técnicas de muestreo y de interpretación del polen antiguo recolectado en los sedimentos del fondo del Mar de Galilea. Estos investigadores perforaron más de 18 metros en el fondo del mar, para obtener una especie de columna en la que aparecen los sedimentos depositados en los últimos 9000 años.

El estudio minucioso del polen antiguo permitió la reconstrucción de la vegetación existente y los cambios ocurridos en la misma. Del mismo modo, se reconstruyeron las condiciones climáticas del pasado. Dice la palinóloga "Los granos de polen son las huellas digitales de las plantas."

El cambio climático observado por los científicos se expresó de la siguiente manera en la vegetación: "un fuerte descenso en torno a 1250 a. de C. en robles, pinos y otros árboles, como los algarrobos que fue la flora tradicional del Mediterráneo en la Edad del Bronce, y un aumento de los tipos de plantas que normalmente se encuentran en las regiones desérticas semiáridas. También hubo una gran caída en el número de olivos, lo cual indica que la horticultura estaba en decadencia." Todos son signos, señalan, de "que la región estaba en las garras de las sequías recurrentes y sostenidas."

Pero las cosas no paran aquí, el cambio climático provocó otras consecuencias relacionadas con escasez y disturbios.

Un efecto de dominó se presentó cuando las sequías severas y recurrentes disminuyeron la producción de alimentos. Dicen los investigadores al respecto: "los grupos de personas en las regiones del norte fueron desarraigados de sus hogares a causa de la destrucción de la producción agrícola, y [que] comenzaron a moverse en busca de alimento. Podrían haber empujado a otros grupos para moverse por tierra y mar. Y ésta a su vez ha causado destrozos y la interrupción del sistema de comercio del Mediterráneo oriental… la interrupción de las rutas comerciales, los disturbios civiles y el saqueo de las ciudades, así como la gente comenzó a luchar por la disminución de los recursos."

Cualquier parecido con lo que ha ocurrido últimamente en Cancún, Tabasco o Los Cabos, hace semanas, es pura coincidencia. Cuando los alimentos, el agua u otros recursos se limitan, sobrevienen los disturbios, los saqueos…el caos.

El cambio climático no es una novedad, ni es una cuestión de esnobismo, es una realidad que ha existido siempre, provocado o no por nuestras actividades económicas.

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