Durante el proceso de elección para renovar el Congreso de Coahuila, es frecuente advertir en algunas personas síntomas de aburrimiento que no se justifican, a menos que hayamos perdido la capacidad de asombro, tanto para efectos de indignación, como en su vertiente de esperanza.
Existen motivos de interés para que los coahuilenses pongamos este tema en un primer nivel de atención y el primero de ellos, deriva de que en estas elecciones se juega la transparencia y rendición de cuentas en los próximos tres años del moreirato, por lo que con los antecedentes de opacidad, corrupción y deuda pública que nos ahogan, la elección es vital para el futuro de Coahuila y como tal es suficiente para despertar el interés ciudadano por sí misma.
Como botón de muestra, la presentación de Shamir Fernández y Verónica Martínez como candidatos del PRI implica una bofetada en el rostro de los ciudadanos, que debería ser suficiente para sacar de su aburrimiento al más flemático. En efecto, ambos personajes fueron diputados en tiempos de Humberto Moreira y legitimaron la deuda de treinta y cinco mil millones de pesos, que fue contraída mediante falsificación de documentos del mismo Congreso del que formaban parte. Lo anterior, lo aprobaron con dispensa de trámite, sin investigación alguna sobre la responsabilidad de los implicados, ni respecto al destino de los recursos.
Otra sugerencia en contra del aburrimiento, consiste en repasar la trayectoria de la candidata del PAN Natalia Virgil, tanto por su impecable desempeño como Directora de Ingresos y Contralora en administraciones municipales panistas de Torreón, como en su carácter de Síndica de Oposición durante la aciaga administración priista de Eduardo Olmos. Todos los días durante cuatro años, Natalia dio la lucha por la transparencia con un nivel de calidad y entrega que merecen el calificativo de extraordinarios, y los torreonenses no podemos menos que reconocer ese hecho.
La participación ciudadana de Mary Carmen Espada y Chuy García Colores, es una inyección de esperanza contra el aburrimiento, porque se trata de un hombre y una mujer que habiendo rendido frutos en el terreno de la sociedad civil, superan el asco que causa el mal ejercicio de la política, abandonan la comodidad de la vida privada e invierten sus talentos en la arena electoral en cumplimiento al sabio principio según el cual, la política es cosa muy importante para dejarla en manos de los políticos.
Siguen otros motivos de asombro que hacen interesante la elección, como son las sentencias recientes dictadas por la Sala Regional del Tribunal Electoral Federal en la ciudad de Monterrey, que atañen a juicios relacionados con el actual proceso electoral de Coahuila.
De la primera de ellas, deriva el palo dado a la coalición del PRI con siete de sus partidos satélites. La alianza fue diseñada de modo contrario a derecho para apoderarse tanto de las diputaciones de mayoría como de las de representación proporcional (plurinominales), con el propósito de obtener mayores recursos de campaña y controlar el Congreso, para que el moreirato siga disponiendo a placer del dinero, la libertad y los derechos políticos de los coahuilenses, sin freno ni medida.
La segunda de tales resoluciones judiciales, ordena el registro de candidatos independientes en la contienda, y establece las condiciones de participación para cubrir el vacío legal que al respecto existe, porque el Congreso de Coahuila ha sido omiso de hacer las reformas legales que abran el camino a la participación de los candidatos sin partido, pese a los timbres vanguardistas que en materia legislativa presume el gobernador Rubén Moreira.
Es cierto que el tema de las candidaturas independientes está muy lejos de haber concluido, pero la sentencia sienta un precedente para que participen en esta contienda los aspirantes que litigaron en los tribunales por su inclusión en la boleta, y para que en el corto plazo se dicten las normas que regulen esta clase de candidaturas en los próximos comicios.
Si con estos botones de muestra, el proceso electoral en comento no despierta el interés de algunos y es causa de aburrimiento, es de suponer que tales corazones no se moverán, ni ante la resurrección de un muerto.