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Cinco años

GENARO LOZANO

Cinco años han pasado desde la histórica toma de protesta del primer presidente negro de EU, el sueño de Martin Luther King Jr., envisionado en su trabajo como activista social en el multicitado discurso de I Have a Dream, y 141 años después de que Abraham Lincoln declarara el fin de la esclavitud en su país. Barack Obama cumplió ayer cinco años en la Casa Blanca y lo hizo reflexionando sobre el significado de este lustro en una magnífica conversación con el periodista David Reimnick de la revista New Yorker.

En ese texto se reencuentran las obsesiones de Obama: su admiración por Lincoln, su convicción de reducir la desigualdad en el ingreso de los estadounidenses como una de las metas de su presidencia, el amor por sus hijas ya adolescentes, su pasión por el basketbol y por el golf. También están sus luchas personales: contra el tabaco que intenta dejar usando pastillas de Nicorette, su esfuerzo por socializar en los eventos de recaudación de fondos, el poder usar su tiempo libre para pasarlo con su familia y con su pequeño círculo seguro, los amigos cercanos de Chicago, así como los desaires que le hacen los líderes republicanos en el Congreso a invitaciones que les hace para ver películas en la Casa Blanca. Obama, el personaje en carne viva, un ser humano que habla de sus errores y de sus aciertos, incluida su opinión sobre la legalización del mercado de la marihuana.

Más allá del retrato de Obama, en el texto de Reiminick también hay una evaluación de los cinco años de su presidencia, particularmente en política exterior, pero también en temas de política interna. Es de verdad uno de los mejores textos que se hayan escrito sobre la presidencia de Obama y merece ser leído y evaluado.

El 2013 fue uno de los años más complicados para la presidencia de Obama. Como bien lo consigna la sección internacional de Reforma en un gráfico animado, el año pasado tal vez haya sido el peor año para Obama. El espionaje a los medios de comunicación estadounidenses y el espionaje a los jefes de Estado de otros países fue la nota que dominó el año, así como el pésimo arranque que tuvo la reforma al sistema de salud, que dejó en ridículo el más ambicioso proyecto de política pública de la era Obama. Problemas ambos que se han reflejado en las encuestas de opinión que desde el último trimestre de 2013 han puesto la popularidad de Obama en su punto más bajo. Ayer la encuesta de Gallup le daba un raquítico índice de aprobación de 40% y una desaprobación de 51%, niveles bajos para un presidente de Estados Unidos en términos comparados.

Diversos académicos que estudian el Poder Ejecutivo estadounidense afirman que realmente un presidente se convierte en un paria en su quinto año, que prácticamente sus acciones de gobierno más importantes se dan durante los primeros cuatro años de su gobierno y durante el primer año de su reelección. Las elecciones legislativas del segundo año de su reelección, que serán el próximo noviembre, así como el adelanto de la carrera presidencial prácticamente desvían la atención del electorado lejos de la presidencia, por ello se habla del "lame duck" o del pato cojo, un presidente que ya no puede hacer mucho y que solamente se queda sentado mirando el tiempo pasar en lo que llega el momento de hacer su biblioteca presidencial, de escribir sus memorias y de bautizar algún aeropuerto con su nombre, pero Obama no es así.

Hay quienes niegan los logros de Obama. Él mismo cierra su conversación con el periodista del New Yorker diciendo que "un presidente no puede rehacer a la sociedad de su país", y difiero.

Hay en la historia de los 44 presidentes de Estados Unidos hombres que han transformado profundamente la historia de la nación más poderosa del mundo y por ende el destino de la humanidad. Lincoln, al que Obama admira, apostó por la libertad y la ciudadanía de los negros, dividiendo a su Nación y creando uno de los principales focos de tensión que persistirían hasta 1964, y que incluso hoy en día continúa, los conflictos de raza. Franklin Delano Roosevelt ganó la Segunda Guerra Mundial, transformó el destino de los europeos, incrementó el tamaño del gobierno como nadie antes y su políticas del New Deal transformaron a la sociedad estadounidense. Más recientemente las malas decisiones bélicas de George W. Bush endeudaron a su país y alteraron las vidas de millones de personas en el Medio Oriente. Obama ha sido un presidente transformador, tal vez no como lo esperaban los sectores más entusiastas y liberales que lo apoyaron a su llegada a la Casa Blanca, pero su agenda ha sido ambiciosa.

La reforma al sistema de salud, con todo y sus errores, implica sobre todo un cambio en la mentalidad sobre cuál deba ser el papel del gobierno en el tema de la salud. Como he mencionado ya en otras ocasiones, Obama ha sido un presidente que ha apostado por las minorías, especialmente las de la diversidad sexual y los mismos afroamericanos. Es cierto, a los latinos aún les debe la reforma migratoria, que si bien es complicada este año, tal vez será la última ley que firme antes de dejar el poder el 20 de enero de 2017. Obama a cinco años está en su peor momento, pero su legado y su lugar en la historia todavía se están escribiendo.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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