Un aspecto a destacar es que la infección por rotavirus suele iniciar con un cuadro gripal y posteriormente desarrollarse como una enfermedad gastrointestinal. (ARCHIVO)
El clima frío es propicio para cuadros diarreicos severos cuyo origen es el rotavirus, los cuales afectan primordialmente a niños menores de cinco años.
El rotavirus infecta células del intestino delgado, provocando una gastroenteritis que puede llevar a una diarrea e incluso a una deshidratación, que en los infantes puede ser mortal.
Este padecimiento prácticamente afecta a todos los niños en los primeros cinco años de vida, pero 50% aproximadamente, no presenta síntomas de gastroenteritis tales como: diarrea, vómito, fiebre y dolor abdominal, que aparecer generalmente en forma aguda.
Aproximadamente 11% de las hospitalizaciones en menores de cinco años de edad se debe a gastroenteritis aguda, de las cuales, 40% es ocasionada por rotavirus.
A su vez, la incidencia de gastroenteritis en población pediátrica es de hasta 46% en hospitales, destacando que debido a que el sistema inmunológico de los recién nacidos aún está en desarrollo son el sector más vulnerable para contraer infecciones por rotavirus.
La vía de contagio es fecal-oral, cuyo vehículo principal de transmisión son las manos, además de utensilios y objetos. Además se ha detectado la supervivencia del virus en aguas residuales y otras utilizadas para uso y consumo humano.
El periodo de incubación del virus oscila entre 24 y 72 horas, agregó que la enfermedad tiene una duración de entre tres y ocho días.
Un aspecto a destacar es que la infección por rotavirus suele iniciar con un cuadro gripal y posteriormente desarrollarse como una enfermedad gastrointestinal.
Una de las mejores formas de prevenir el rotavirus es la vacunación. La vacuna se aplica en tres dosis en el esquema normal a los dos cuatro y seis meses.
En un esquema acelerado se aplica en la sexta, décima y décima cuarta semana.
Otras medidas para prevenir las infecciones por este virus incluyen higiene en los utensilios para comer, así como el lavado frecuente de manos, en especial después de ir al baño y antes de comer.