Universal. La novela 'Los perros de la noche', de José Luis Gómez y Alejandro Hernández, reflexiona desde la historia una aventura de amor en el desierto coahuilense.
Los polvorientos llanos de Coahuila son el escenario de cruentas batallas entre la columna invasora de Zacarías Taylor, emisario de los esclavistas estadounidenses, el improvisado ejército de Antonio López de Santa Anna y el silencioso, casi invisible escuadrón de los Perros Negros, señores del desierto y de la noche, guardianes de aquella tierra desarmada.
El periodista coahuilense Alejandro Hernández García, y el artista tamaulipeco José Luis Gómez, recrean un episodio histórico donde los paisajes del estado se levantan poéticamente como otro gran personaje, en la novela publicada por el Grupo Planeta "Los perros de la noche", mención honorífica del Premio Letras Nuevas de Novela 2013.
→ ¿Fue complicada la creación colectiva?
Alejandro: Es algo que ya habíamos practicado antes, en nuestra primera juventud. Nos fue familiar y sencillo, en esta creación a cuatro manos nos divertimos mucho y echamos a volar la imaginación, creamos casi jugando, luego tuvimos la parte técnica de pasar al papel la investigación, no fue fácil porque no todos los escritores pueden lograrlo, para nosotros fue la imaginación la parte más hermosa de escribir la novela.
→ ¿Fue más fácil teniendo la historia como columna vertebral de la obra?
Alejandro: No necesariamente. A nosotros nos funciona mucho pensar en imágenes, aunque nunca se puede dejar de pensar en palabras, episodios, en acciones o circunstancias, no ayuda mucho pensar en imágenes, porque la construimos conjuntamente y nos ayuda a desprender esas palabras o pensamientos que de ella se derivan.
Con imágenes comunes vamos creando el resto, no sin discusiones, porque hay mucho que debatir, desde lo macro hasta lo micro, pero son discusiones, muy creativas, sin ánimo de ganar la discusión sino con el ánimo de ganar para la novela, para la historia, así es que no deja de ser complejo, pero es más divertido.
→ ¿Tiene connotaciones especiales el paisaje de tu estado, Coahuila?
Si, así es, por supuesto que esas estampas de Coahuila y de aquella región norte del país están muy vivas para nosotros porque José Luis es de Tamaulipas, conscientemente está muy cerca emocionalmente el paisaje, es conmovedor regresar a esos desiertos y comentar ese escenario para la historia, ello contribuyó a que nos sintiéramos muy emocionados y nostálgicos con la novela.
→ ¿Complementa la experiencia escénica de José Luis el relato narrativo?
José Luis: Sí claro. Es un matrimonio muy amarrado entre la imagen y la palabra. La literatura se caracteriza por ser el arte llevado a la palabra. Acerca de esta novela puedes hablar mucho, la creación fue más disfrutar que batallar, hay imágenes para gozarse, el jurado por ejemplo mencionó que un aspecto a destacar es el paisaje, el desierto como protagonista, otros opinan que el protagonista es la legión de los perros negros, los perros de la noche, otros opinan que es el comandante Joaquín Baluarte.
¿POR QUÉ LA HISTORIA DE AMOR TAN MARCADA?
José Luis: Sí, la novela empieza con una historia de amor un tanto rara, pero que a la medida de lo posible tuviera rasgos originales de circunstancia y que no se pareciera a otra aunque finalmente el amor es un punto convergente y universal, pero desde su planteamiento queríamos que esta historia de amor que se entreteje con la guerra marcara fuera memorable, aunque eso es mucha pretensión.
→ ¿También buscaban construir batallas memorables?
Alejandro: Sí, las batallas tenían que ser tan memorables como la historia de amor. Ambos están narrados con el tono con el que se cuenta una leyenda, eso para nosotros fue muy importante, esa atmósfera que nos ayudará a que sonara como una leyenda.
→ ¿Es intencional traer un episodio histórico de Coahuila poco tocado en materia de novela?
Alejandro: Fue un reto que entre más se volvía grande, más se hacía atractivo. Para nosotros fue un enorme desafío, porque creemos que fuimos conquistando paso a paso la construcción de una atmósfera que nos permitía contar el resto sabiendo cuál era lenguaje, el tono, el ritmo, eso se puede apreciar en las descripciones, entendiéndolo como algo estático, y en las narraciones, cuando algo se mueve.
Por otro lado los diálogos son una parte importante, cada vez que un personaje toma la palabra buscamos que fuera fresco, sorpresivo y lleno de paradojas.