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Coahuila, sin oposición ni contrapesos

Periférico

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Al PRI le bastó movilizar su estructura básica para ganar los 16 distritos de Coahuila. En una elección en la que la abstención fue la ganadora, el partido del gobernador Rubén Moreira mantendrá, con todo y el escándalo de la deuda a cuestas, el control del Congreso local durante lo que resta de la administración. El avance que el PAN de Guillermo Anaya tuvo en 2013 en el proceso para renovar las alcaldías se diluyó. La oposición retrocedió y nuevamente en Coahuila no existen contrapesos a nivel estatal.

Como sucedió en 2008, el 60 por ciento del electorado no salió a votar. Hay varios factores que pudieron haber influido para que la gente haya optado en su mayoría por renunciar a este derecho. La elección fue huérfana, es decir, sólo fueron electos diputados locales, lo cual genera escasa expectación. Los legisladores, representantes del pueblo sólo en teoría, son los funcionarios de elección popular con peor reputación y su labor es poco conocida por el grueso de la población. Como ejemplo, en 2011, cuando además de renovarse el Congreso se eligió al gobernador, la abstención fue menor al 40 por ciento. A la mayoría de la población poco importan las elecciones de diputados. La apatía, el desencanto y el hartazgo hicieron lo suyo.

Pero también hay que considerar la poca promoción del voto por parte del Instituto estatal electoral; la pobre o nula propuesta de los candidatos en general, y al menos en la comarca, el factor ELLA, que habrá que sopesar qué tanto contribuyó a la confusión o desánimo del electorado. Respecto a este último punto, no se sabrá el impacto real que tuvo la campaña de la asociación que promueve la creación del Estado de La Laguna, ya que las boletas con la leyenda "ELLA" no serán contabilizadas en específico, aunque sí valieron como votos para candidatos en cuyo apartado se hayan escrito. Las que no fueron marcadas así, se anularon.

El PRI obtiene el carro completo gracias a su voto cautivo y el de sus partidos satélite, y gana incluso los distritos en donde fueron postulados candidatos que formaron parte de la Legislatura LVIII, la que autorizó la deuda de 36 mil millones de pesos, contratada en parte con documentos apócrifos y de la cual, al menos la mitad, no se sabe en qué se invirtió, ya que 18 mil millones de pesos no aparecen en las cuentas públicas de la administración de Humberto Moreira y Jorge Torres López, este último prófugo de la justicia estadounidense por fraude y lavado de dinero.

En contraste, el voto afín al PAN o el de castigo al PRI no acudió a las urnas de forma suficiente. Incluso, en dos distritos -el XIV y el XV- Acción Nacional quedó en tercer lugar y en uno -el X- en cuarto. El PAN de Anaya no logró capitalizar el triunfo que tuvo en municipios importantes en 2013, la capital del estado incluida, y ahora tendrá que conformarse con los diputados plurinominales que pueden ser entre cuatro y seis, dependiendo del cómputo final. Este mal resultado debe motivar en el panismo una reflexión profunda sobre su papel como oposición en el estado, papel que hasta ahora ha dejado mucho a desear. Es evidente que el divisionismo y la falta de trabajo han hecho mella en ese partido, más allá de las denuncias públicas que en días pasados hizo el líder nacional el PAN, Gustavo Madero, en torno a que la elección de Coahuila fue una elección de estado. Denuncias que habrá que ver si se concretan en impugnaciones.

Otro dato que llama la atención es el del aumento del porcentaje de los votos nulos, que alcanzó la cifra de 3.6, por encima del 2.6 por ciento de la elección de alcalde de 2013, y las de diputados locales de 2011 y 2008, que registraron 3 por ciento y 3.25, respectivamente. Incluso, en varios distritos, los votos nulos fueron mayores que los sufragios alcanzados por el partido que quedó en tercer lugar. Aunque es difícil averiguar a ciencia cierta las razones de este aumento, bien podríamos estar hablando de un incremento del escepticismo entre un electorado activo, o bien, en el caso de La Laguna, del mencionado efecto ELLA.

En suma, el gobernador Moreira mantiene el control del Congreso local, lo cual le da la posibilidad de seguir gobernando prácticamente sin contrapesos y con una mayoría que le permite imponer su agenda como hasta ahora lo ha hecho. Temas como la deficiente rendición de cuentas, la carencia de controles adecuados en los municipios, la nula investigación sobre la deuda, el impacto de la explotación del gas de lutitas en el norte del estado y la desigualdad en el manejo y promoción de inversiones a regiones como La Laguna, seguirán en el tintero sin que una oposición real en la Cámara de Diputados estatal motive un debate serio que redunde en beneficio de la ciudadanía.

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