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¿Colonia Centro?

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Saúl Rosales

Es sorprendente que usen la expresión «colonia centro» con la naturalidad de quien le dijera sol al sol, las voces que la enuncian y las manos que la escriben en los medios de comunicación masiva (televisión, radio, prensa), medios que realmente seducen los tímpanos y atrapan los ojos del público.

Esa expresión de «colonia centro», como muchas otras de la lengua que flamea en la cotidianidad, viene a evidenciar la despreocupación con que se suelta el habla, misma que revela falta de información, de cultura, de espíritu crítico y de capacidad de racionalización.

Es de preocupar porque desde hace siglos se viene demostrando que la manifestación prístina de la conciencia, del espíritu, «del pensamiento» es el lenguaje, el habla, la palabra. O sea que observando la expresión verbal se conoce tanto el pensamiento emitido como las cualidades de la mente emisora.

Mis amigos Marx y Engels dicen lo siguiente de la relación lenguaje-pensamiento en su dificultoso pero esclarecedor libro La ideología alemana: “El ‘espíritu’ […] se manifiesta bajo la forma de capas de aire en movimiento, de sonidos, en una palabra, bajo la forma del lenguaje.”

Lingüistas y sobre todo semiólogos contemporáneos coinciden en esa idea de que el lenguaje expresa el pensamiento y, por tanto, al manifestarlo, revela su propia condición, es decir, deja ver si la mente de donde procede es informada, culta, crítica, capacitada para certeras racionalizaciones.

Y antes de ir más adelante advirtamos que «lenguaje», lo proponen así la lingüística y la semiología, es no sólo la palabra, sino todo. Como el verso del poeta Rainer Maria Rilke, en Las elegías de Duino, “todo era mensaje”. Todo es mensaje. El universo es un universo de mensajes.

Es mensaje la ropa que uso, la manera en que me arreglo el cabello, cómo miro, la pareja que tengo, a lo que me dedico y en fin, todo, todo es mensaje, no sólo el idioma oral o escrito, no sólo el habla. La cuestión es saber «leer» los mensajes e interpretarlos.

De esa manera, cuando las voces del radio y la televisión y los textos de la prensa -y muchos documentos oficiales- dicen «colonia centro» o dislates similares, lo que por añadidura descubre ese par de palabras es que los autores del disparate no saben lo que hablan, ignoran los significados.

Si la comunicación masiva está en poder de gente con poca formación escolar, poca información de la que se adquiere por afán investigador, poca cultura, poca capacidad crítica, entonces esa superestructura ideológica que son los medios reproduce una realidad defectuosa.

Alguien con mediana cultura, con relativa información, con un poco de espíritu crítico, con cierta capacidad de discernimiento sabe que en términos urbanos el centro es el centro, no una colonia. Una colonia es lo que se adhiere al centro, las colonias forman la periferia del centro.

Para ejemplificar: Nueva España, como Nápoles y Perú fueron colonias de España. Esas colonias pertenecían al centro. Igual, Argelia, era colonia francesa; Sudáfrica, colonia inglesa; el Congo, colonia belga. Estos enclaves periféricos eran colonias de los centros (imperialismos) europeos.

El centro de Torreón se llama solamente centro (aunque no se ubique geográficamente en el centro) y lo circuyen sus colonias como San Joaquín, Constancia, Moderna, Francisco Villa, Los Ángeles, es decir, asentamientos urbanos que fueron surgiendo alrededor del «centro».

No tener capacidad para discernir que la expresión «colonia centro» es un disparate y usarla a través de esa red de reproducción de ideas y sentimientos que son los medios de comunicación masiva permite detectar síntomas del (bajo) nivel intelectual de quienes la usan.

Total, la expresión «colonia centro» en sí misma es mala por ilógica. Pero quizá lo peor es que evidencia la «ilogicidad» de quienes la usan, de quienes la difunden y de quienes la reciben. ¿Qué se quiere decir con esto? Que vivimos en una sociedad en la que no actuamos como decía la vieja lógica aristotélica al definir su propósito de enseñar a proceder: ordenada, fácilmente y sin error. Por eso somos una sociedad desordenada, inepta y, en una palabra, subdesarrollada.

Correo-e: rocas_1419@hotmail.com

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