Tal es el título de un libro que publica el abogado Humberto Hernández Haddad. Lo presentó el pasado miércoles 29 de octubre en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. El evento que duró tres horas congregó a una gran cantidad de personas interesadas en esos misterios insolutos del annus horribilis de 1994, los asesinatos de ambos personajes:
“Veinte años después, aún están latentes los magnicidios de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu. ¿Qué hubo detrás de estos trágicos acontecimientos? ¿Qué fuerzas políticas actuaron? ¿Y por qué siguen despertando sospechas de impunidad? De ello trata el libro. El autor, Humberto Hernández Haddad, aborda estos temas como testigo involuntario, desde el ámbito diplomático que le tocó vivir, y da cuenta con un profundo y documentado análisis jurídico”.
Como los amigos periodistas que conocimos a HHH _ político y diplomático antes de unirse a nuestras filas en calidad de brillante analista de El Universal_ celebro que por fin haya publicado este libro importante para México, con la cauda de documentos probatorios requeridos como el abogado responsable y puntilloso que es. Concluía ¿o hacía una pausa forzosa en su carrera diplomática?, por el involuntario error de haberse topado en su consulado de San Antonio, Texas, con un supuesto prófugo de la “justicia mexicana” involucrado en los asesinatos citados. Y es que el tal prófugo, era en realidad un protegido del gobierno de Carlos Salinas a través de su secretario de Finanzas y Relaciones, etcétera, el del mote “Ángel de la Dependencia” Gurría, un tío de cuenta, conocido por ser el más joven retirado de Nacional Financiera, otra jugosa chamba gubernamental anterior, con una superpensión de vida ¡a los 42 años! Hoy es el personero de los gringos en la OCDE y le acaba de dar España un premio. Lo felicitaron los bancos Santander y BBV, agradeciéndole descaradamente que los hubiera metido a México. A Zedillo y a él le debemos los mexicanos el ser explotados esclavos de la banca extranjera. El vivales de Gurría logró la OCDE a través del expanista Vicente Fox ese mismo que hoy es un riquísimo priista.
Por entender y comprobar que el gobierno solapaba, o más aún, protegía a asesinos a sueldo, sus empleados, y reportarlo, tuvo que regresar, dejando el puesto. Y desde entonces, pacientemente, se dedicó como abogado a desarrollar el caso que hoy expone en su ibro. Los que sabemos que la fuente de todos los males de México es la impunidad, estamos de plácemes, aunque Raúl Salinas haya sido exonerado hasta de pasarse un alto ¿mediante cuánto? Tarde o temprano se sabrá la verdad. Esta no es nada más la presentación de una obra literaria o periodística de un amigo, sino la aparición de un libro jurídico de gran peso que puede por fin abrir la puerta a una verdadera investigación de los magnicidios que no se olvidan y que son el sustrato de muchos horrores más. ¿O no, señor Zedillo?
Mientras los ciudadanos no se sepamos con plena seguridad e investigación quiénes fueron los asesinos intelectuales y por qué razones murieron esos dos prominentes políticos priistas, Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia de la República por el PRI, y José Francisco Ruiz, secretario general del partido, no podremos contar con una verdadera decisión de limpiar a este país.
El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex) lo saben y por eso lo presentaron el libro con la colaboración del Dr. Alberto Briceño Ruiz, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAMy presidente de la Academia Mexicana de Derecho de la Seguridad Social; el Lic. AlbertoWoolrich, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Penal, Colegio de Abogados de México, A.C.; y el Dr. Alejandro del Palacio, constitucionalista, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Según la invitación al evento, como moderador debía fungir el Dr. Ernesto Villanueva, investigador titular “C” de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, pero no le fue posible llegar a tiempo. Según un correo que recibí el 30 de octubre 2014, intitulado Los demonios andan sueltos, firmado por Atilio Alberto Peralta Merino, El miércoles 29 de octubre. Ernesto Villanueva debía presentar el libro del exsenador Humberto Hernández Haddad, “obra imbuida de sapiencia jurídica y de fuerza testimonial sobre los terribles sucesos de 1994, evento que se llevó a cabo en el auditorio “Guillermo Floris Margadant” del Instituto de Investigaciones Jurídicas en Ciudad Universitaria en la U.N.A.M, pero al cual no pudo asistir el Dr. Ernesto Villanueva, toda vez que se vio constreñido a rendir su declaración ante la representación social, dado el atentado que habría sufrido contra su vida ese mismo día en la inmediaciones de Ciudad Universitaria, salvando la vida venturosamente”.
Ahora será cuestión de seguir el rumbo a esta investigación, pero también de exigir al actual gobierno que proteja la libertad de expresión de todos los que intervengan en el buen éxito de este libro.. Pero sea como sea, Humberto Hernández Haddad ha cumplido sus propósitos que expresa así:
“Escribo este memorial jurídico con el propósito de transmitir a las nuevas generaciones de abogados nuestro compromiso de luchar por la justicia, sin doblegarnos ante las fuerzas que propagan y premian la injusticia. Cumplirán su propósito estas memorias consulares que registran una parte de mi ejercicio como Cónsul General de México en los Estados Unidos de América, si por lo menos, un miembro de las nuevas generaciones de abogados, y algún futuro diplomático mexicano, actuando en representación de nuestro país en el exterior, llegaran a utilizarlas como un antecedente legal, práctico y concreto, que les permita sortear con éxito el tipo de acechanzas, trampas y ruindades como las que me tocó vivir y combatir cuando fui Cónsul General de México en San Antonio, Texas.
Si alguien llegara a usar en el futuro estas experiencias, tendré entonces la satisfacción de haber sido un Cónsul General de México que logró otra misión bien cumplida, con el arco certero del tiempo. El sentido didáctico que quiero dar a estas experiencias consulares consiste en explicar cuáles son los instrumentos jurídicos y la metodología probatoria, que oportunamente empleados, permiten asumir una línea de conducta diplomática leal a los intereses de México, sin ser sometido por funcionarios que actúan al margen de la ley, cometiendo los abusos de poder que en las siguientes páginas están minuciosamente documentados. A los que abusan del poder, hay que oponerles la defensa del interés social”.
En el próximo futuro, Hernández Haddad presentará su libro en diversos puntos del país para acercarlo a los ciudadanos. Sería pertinente que lo hiciera en Acapulco en donde aún duele el trágico fin de Ruiz Massieu a manos, digan lo que digan, del propio PRI.
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