¿Quién no jugó de niño con el mercurio de un termómetro roto? Movidos por la curiosidad, la mayoría tocó esa especie de plata líquida por lo menos una vez. Lo que grandes y chicos ignorábamos era lo dañino que ese juego podía ser. El mercurio penetra a través de la piel y se acumula en nuestro cuerpo; como no es soluble, no se puede excretar. Además, suele acumularse principalmente en el cerebro y los riñones y dañar lentamente varios órganos. Mas eso no es todo lo preocupante.
Quienes hemos reducido el consumo de carne roja, hemos incorporado mayores cantidades de pescado en nuestra dieta con tal de hacer lo que creemos mejor para nuestra salud. Sin embargo, no conviene exagerar, porque los pescados grandes (atún, pez espada, tiburón y marlín), típicamente contienen metilmercurio en abundancia.
Si bien, nuestro organismo tiene la capacidad de lidiar con ciertas cantidades de mercurio y otros metales pesados sin que nos afecte, nuestra vida moderna ha logrado que esto se convierta en un riesgo real de salud.
"El mercurio es un elemento extremadamente tóxico, un metal pesado que afecta la salud. Y debido a su concentración en el aire que respiramos y en los alimentos que consumimos, el problema va en aumento", comenta el doctor Alejandro Junger, un cardiólogo uruguayo especialista en desintoxicación, autor del libro Clean.
"Uno de los grandes retos - comenta Junger -, está en que la mayoría de los médicos no está al tanto de las pruebas científicas más recientes que muestran que una cantidad elevada de mercurio puede afectar seriamente nuestra salud. La exposición a este metal pesado se ha asociado con el aumento en la incidencia de fatiga crónica, condiciones autoinmunes, pérdida de memoria, irritabilidad, autismo, visión borrosa y padecimientos cardiacos. Y con frecuencia, se tratan los síntomas sin ver la causa".
¿De dónde proviene el mercurio?
Hay diferentes tipos de mercurio. Los humanos estamos expuestos principalmente al que se encuentra en:
1) El aire. La mayoría del mercurio surge de plantas de energía termoeléctrica que usan carbón, minas artesanales de oro y plantas procesadoras de plásticos y cloro. El mercurio se lanza como humo a la atmósfera y cae en forma de lluvia sobre lagos, tierra y ríos. Eventualmente, llega a los océanos en donde se deposita en el tejido graso de los peces y, finalmente, se sirve en nuestra mesa y se acumula en nuestro cuerpo.
2) En las amalgamas dentales. "Si bien, el tema crea controversia, las amalgamas o rellenos dentales de plata contienen mercurio. Ya sean nuevas o viejas, el metal se absorbe constantemente en el cuerpo - afirma el doctor Mark Hyman - y es aconsejable quitarlas. Aquellas personas con rellenos de amalgama tienen una concentración de vapor de mercurio en promedio 10 veces mayor que quienes no tienen dichos rellenos. De hecho, en muchos países del mundo, ya está prohibido el uso de estos materiales.
3) El agua de la llave y las cremas para aclarar la piel, también pueden tener mercurio, por lo que conviene leer las etiquetas.
¿Qué hacer para prevenir o contrarrestar la intoxicación por mercurio?
En cuanto a la alimentación, la variedad de alimentos es la clave. Consume pescados chicos y toma agua purificada o de filtro. Toma selenio (200-400 mcg al día), vitamina E, vitamina C, cápsulas de ajo, de cilantro y glutatión (un buen multivitamínico las contiene) y chlorella - una alga verde - en dosis altas. Y en casos severos, a través de una quelación intravenosa que sólo un médico puede recetar.