Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

COMENTARIO

Gaby Vargas

Cuando tu yo no está en ti

Una cosa es conocer la teoría -que nos engaña al creer que con ella basta para ser mejores personas- y otra, muy distinta, es ponerla en práctica en el día a día. Me explico: estaba platicando en una fiesta con un grupo de personas encantadoras que acababa de conocer. Después de un buen rato, me di cuenta de que mi "cuerpo energético", por llamarlo de alguna manera, no estaba en mi centro, conmigo. Estaba inclinado hacia delante, fuera de mí, tratando de agradar, de caer bien, de sonar interesante. Es decir: mi yo profundo no estaba en mí. ¡Ah! qué mal me caí.

Cuando te sucede eso, en realidad no estás interesado en los demás, los reflectores no están en el otro, están en ti como único actor en escena, creyendo que eso te fortalece, te da popularidad y aceptación, cuando la realidad es que te debilita enormemente. Y el único que no se da cuenta eres tú.

Cuando el yo está afuera, no estás tan pendiente de lo que sucede en el mundo, tampoco te escuchas, pierdes contacto con tus emociones y dejas de monitorear tus necesidades. Empiezas a creer que tu valor personal te lo da la aprobación y el reconocimiento de los demás y que son éstos los que, al fin y al cabo, también te darán tu propia aceptación.

Mas la ventaja que da saber la teoría, es que de pronto, como un llamado, aparece la conciencia que permite ponerla en práctica. Después de que mi observador interno me dijo: "Ya estás otra vez, haciendo lo imposible por ser aceptada", busqué enseguida retraer e integrar a ese yo a su lugar, a su casa, con un "estate quieto, aquí te quedas", consciente de que cuando estás en ti, no sólo todo lo haces mejor, sino que te ves mejor y te percibes y sientes mejor.

Además, cuando tu yo no está en ti, tu poder desaparece. ¿Qué poder? Por supuesto no me refiero al tipo de poder con el que acostumbramos relacionar las palabras dinero, posesiones o estatus. Me refiero a ese poder interior que no sólo te hace sentir en control, confiado y dueño de ti, sino que se emana como energía.

Es irónico, pero cuando estás en ti y dejas de buscar agradar, más agradas y mejor te sientes.

Pero ojo, el cuerpo energético o el yo al que me refiero, no sólo suele salirse y estar arriba y afuera, actuando, como es mi caso, en otras personas puede escapar e irse a esconder a un clóset de la mente y encerrarse para no salir. Tal es el caso de las personas que al estar en contacto con el mundo exterior, actúan como si éste no existiera. Su energía está reprimida en su pasado, en su historia, en sus ideas, en sus carencias. Están con la gente, pero no están con ella; ensimismados sólo escuchan sus pensamientos, que suelen ser negativos, de anhelo o de comparación. Esto también los desconecta de sí mismos, de los demás y de su poder.

Es un hecho que cuando hay depresión vives en el pasado; cuando hay angustia, vives en el futuro; y cuando hay paz estás en el presente, y que disfrutar la pisada es lo que importa.

Así que lo ideal es lograr ese estado de conexión en el que la conciencia se da a partir de abrir los tres centros de inteligencia que tenemos: mente, corazón y cuerpo. Mente al darme cuenta de cómo estoy y qué tan presente. Corazón al ser empático y ver cómo está el otro y cómo se siente. Y, por último, cuerpo, al sentir lo que me dice mi instinto sobre mí y el entorno.

Equilibrar estos tres canales resulta en sentirnos en armonía, alineados con el cosmos y dueños de nosotros mismos. Es la conciencia consciente. Vale la pena monitorearnos, ¿no crees?

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 980044

elsiglo.mx